lunes, 1 de junio de 2015

El votante dividido

El drama político surge cuando la razón queda desplazada 
por el corazón, la bilis o el bolsillo

Hace muchos años, cuando estudiaba en la Universidad de Barcelona, me matriculé en un curso de lengua y cultura francesa. He olvidado el idioma pero no una confidencia de la profesora. “El típico ciudadano francés está muy dividido: el corazón a la izquierda, el bolsillo a la derecha y la cabeza en el centro”. Para explicar los resultados electorales españoles del pasado 24 de mayo habría que añadir un cuarto elemento: la bilis.
El vuelco electoral del 2015 tiene algo que ver con las ensoñaciones del corazón una vez superada (o eso dicen) la crisis económica que aupó a la derecha en 2011. Me temo, sin embargo, que los aventureros de las últimas elecciones no se han regido por el corazón sino por la bilis. Tal es su hartazgo con la política y los políticos, que no les importaría dinamitar el sistema para empezar de cero.
El organismo humano precisa de la bilis segregada por el hígado para acelerar la digestión. Unas gotas de bilis también pueden contribuir a dinamizar la política y la economía del organismo social. Dar una patada indignada al partido que lleva gobernando un ayuntamiento o comunidad más de doce años parece razonable y positivo. Posiblemente sea la única manera de levantar las alfombras y hacer limpieza a fondo. En este sentido habría que aplaudir el vuelco electoral que se ha producido en Madrid, Valencia, Barcelona y otros ayuntamientos y autonomías. Lo irracional es lo que ocurre en Andalucía. Allí, durante la presente legislatura, el PSOE superará a Franco en años de poder y todavía se atreve a echarle las culpas de su actual atraso económico, educativo… La última Comunidad en casi todos los registros, menos en corrupción. Irracional sería también que los ciudadanos siguieran confiando en Podemos si son incapaces de hacer lo bueno que prometían y sus políticas nos empobrecen humana y económicamente.

El drama político no deriva de la división interna de la sociedad y de cada uno de los individuos que la integramos. El drama y las tragedias surgen cuando la razón queda desplazada por el corazón, la bilis o el bolsillo.
La Tribuna de Albacete (1/06/2015)