Willy Meyer,
líder de Izquierda Unida Española en el Parlamento Europeo ha renunciado a su
acta de diputado al enterarse que su fondo voluntario de pensiones estaba
vinculado a una SICAV de Luxemburgo apadrinada por la Unión Europea. Como el
lector sabe, las “Sociedades de Inversión de Capital Variable” son instrumentos
de inversión colectiva a los que se abonan las grandes fortunas (y no tan
grandes) con el fin de reducir al mínimo sus cargas impositivas.
La anécdota
tiene dos lecturas posibles. (1) Meyer es una persona extremadamente honesta y
coherente: viéndose salpicado por la suciedad de los copartícipes del fondo
decide abandonarlo y retirarse de la fiesta europea. (2) Meyer es una persona retorcida
e hipócrita; ha buscado una excusa peregrina para abandonar un partido con el
que arrastraba divergencias inconfesables.
Los
eurodiputados preocupados por el derroche y la corrupción en las propias
instituciones europeas tienen abiertos otros frentes de batalla más
productivos: eliminar dos de las tres sedes del Parlamento Europeo; reducir el
número de eurodiputados de 766 a 100; pagarles sólo por las horas efectivas de trabajo.
De hacerlo, el Parlamento Europeo no tendría necesidad de apadrinar fondos para
guardar los ahorros de sus miembros.
Por otra
parte, los eurodiputados pueden y deben aprobar nuevas directrices sobre las
SICAV y demás refugios fiscales. No será fácil ponerse de acuerdo.
Tradicionalmente la izquierda apuesta por castigar a las grandes fortunas con
altos tipos impositivos. Ignoran que los contribuyentes pueden cambiar su
domicilio fiscal y tienen mil recursos (legales o ilegales) para mover u
ocultar sus activos. La derecha es más propensa a conceder amnistías fiscales para
que aflore el dinero negro y contribuya al fisco. “Más vale poco que nada”,
argumentan.
Yo no
tendría problemas para conceder un trato fiscal favorable a las grandes
fortunas que en el momento de generarse ya pagaron el 40 ó 50%. Sólo pondría
una condición: que esos ahorros sean destinados a inversiones productivas, las generadoras
de puestos de trabajo. En mi esquema mental sí caben las SICAV que reúnan
ahorros para inversiones productivas.
La Tribuna de Albacete (30/06/2014)