domingo, 30 de noviembre de 2025

Datos, relatos y verdad

 

“Dato mata relato”. Así reza uno de los eslóganes políticos más repetidos en los últimos meses. Su aplicabilidad es muy limitada, sin embargo, pues no tenemos un dato sino muchos datos ni un relato, relato, sino muchos relatos. Lo único que estamos autorizados para escribir en singular es la palabra “verdad”. Lamentablemente, hace tiempo que la Modernidad enterró esa palabra como contraria al progreso. ¡Y así nos va!

Al margen de su ideología política, mis lectores no tendrán dificultad para identificar los datos, los relatos y la verdad en los tejemanejes de la actual política española. Por no aumentar su hastío, yo proyectaré la trilogía anterior a un tema más popular y prosaico: el fútbol. En el ejemplo que vamos a considerar hay dos datos incontestables: primero, el balón entró en la portería del equipo anfitrión; segundo, el árbitro anuló el gol del visitante porque el responsable del VAR insinuó “fuera de juego”. Como es de esperar, el relato del equipo beneficiado por la anulación del gol, se aferrará a la regla básica del fútbol: el árbitro tiene siempre la última palabra. El relato del equipo visitante a quien anularon el gol cargará las tintas en la imprecisión de las imágenes del VAR. Su último argumento será que el árbitro estaba comprado o que les tenía una ojeriza manifiesta.

La verdad podría descubrirse tas un gesto de sinceridad de cada uno de los agentes implicados. El responsable del VAR sabe que él mismo ha trucado la inteligencia artificial para que adelante el pie del jugador visitante preparado para rematar. El árbitro sabe que su predilección por el equipo anfitrión le viene de cuna y que él venía predispuesto a echarle una mano.

Todos debemos saber que si no respetamos la verdad en el fútbol, en la política y en otros ámbitos de la vida social todos saldremos perdiendo. Tanto el fútbol profesional como el estado de derecho y la democracia perderían credibilidad, y nadie puede descartar que acaben extinguiéndose.  

La Tribuna de Albacete (1/12/2025)

domingo, 23 de noviembre de 2025

La corrupción, semilla de liberales

 

Los políticos intervencionistas (¿hay alguno que no lo sea?) suelen arrogarse la facultad de identificar el interés general con el suyo propio. La ética con su estilo de vida. Por desgracia, el mejor político es aquel que logra conquistar el poder, aumentarlo día a día y perpetuarse en la poltrona. La deriva hacia el autoritarismo y la corrupción vienen de forma natural. Ya lo dijo Lord Acton: “Todo poder tiende a corromperse y corromper; el poder absoluto lo hace absolutamente”. La corrupción económica se aprende en el ejercicio del poder. Suele estar correlacionada con el volumen de dinero a disposición de los políticos y la discrecionalidad con la que se les permite manipular el dinero ajeno.

El liberalismo económico clásico nació para atar de pies y manos al Estado intervencionista.  Los presupuestos generales del Estado se concibieron como la horma para limitar el gasto público y los impuestos a lo estrictamente necesario. De no existir unos límites claros, hemos de temer que el Estado se expandiría sin límite. Las instituciones “inclusivas” de las que habló el premio nobel de Economía, Daron Acemoglu, se convierten en instituciones “extractivas”. La economía pasa a ser un juego de suma cero en el que las ganancias de uno se consiguen, necesariamente, a costa de otro. Al final todos acaban perdiendo pues desaparece la iniciativa económica privada, fuente del empleo, la riqueza y los mismos impuestos. ¿Quién se va a molestar en innovar, invertir y trabajar con denuedo si puede vivir a base de subvenciones? O si le quitan más del 50% de sus beneficios y salarios con impuestos.

El lector ecuánime me advertirá que no todos los políticos son así. De acuerdo. Pero todos están expuestos a las mismas presiones. Cada día ven en las portadas de la prensa una fechoría más alarmante … y no pasa nada. Todas estas cosas explican la creciente atracción hacia partidos liberales de jóvenes que tienen muy poco que perder.

La Tribuna de Albacete (24/11/2025)


lunes, 17 de noviembre de 2025

¿Judicialización de la política o politización de la judicatura?

 

La semana pasada se entabló la siguiente conversación entre mis compañeros de trabajo a raíz del juicio al fiscal general del estado. -Nunca pensé que un juicio retransmitido en directo por televisión me engancharía más que una serie de Netflix. -La culpa de esta tragicomedia la tiene la oposición. No aceptó el resultado de las elecciones del 2023 y, para maniatar al gobierno, todo lo lleva a juicio. -¿Qué dices? La culpa la tiene el gobierno que está colonizando todas las instituciones para dar un golpe de estado desde dentro. No nos queda más remedio que pararle los pies en los tribunales, en internet y en la calle...

El estado de derecho nació para controlar al más peligroso de todos los poderes: el ejecutivo. El poder legislativo pierde su capacidad de control cuando la coalición mayoritaria está liderada por el partido gobernante. Solo nos queda el poder judicial para sancionar las tropelías del ejecutivo. Cierto que cada juez adolece de un sesgo ideológico, pero como las sentencias las dicta un tribunal colegiado y pueden ser recurridas a una instancia superior, lo normal es que se imponga una interpretación objetiva de la legislación vigente.

A mi entender, el problema no radica en la “judicialización de la política”, sino en la “politización de la judicatura”. La mejor muestra (y la más nociva) consiste en haber convertido la corte Constitucional en el tribunal de última instancia, cuando en realidad solo debía garantizar el respeto a los derechos y libertades fundamentales. El paso previo del gobierno socialista consistió en asegurarse en esa corte una mayoría de magistrados afines e imponer como presidente al jurista de cabecera del PSOE.

Ignoro si el juicio que acabamos de presenciar en directo acabará en la absolución o condena del fiscal general del estado. Sí me atrevo a predecir que, en caso de condena, el Tribunal Constitucional le absolverá y el Gobierno le condecorará con un ministerio o la presidencia de una empresa pública.

La Tribuna de Albacete (17/11/2025)

domingo, 9 de noviembre de 2025

Golpes bajos en el Ministerio de Justicia

        La semana pasada Albacete acogió el XXI aniversario del Foro Judicial Independiente (FJI). Su presidente, el magistrado Fernando Portillo, empezó agradeciendo al ministro de Justicia, Sr. Bolaños, su presencia al acto. El único objetivo del FIJ, abrió el Sr. Portillo, consiste en blindar la independencia del poder judicial frente a los tentáculos del Gobierno. El Foro, aclaró, no está adscrito a ninguna de las asociaciones judiciales claramente alineadas con los bandos políticos. Asume las indicaciones del Consejo General del Poder Judicial, pero critica que también allí los políticos esgriman sus cuotas de poder.

Las bofetadas siguieron durante media hora. El ministro solo tenía fuerzas para cambiar la mejilla expuesta. Su perenne sonrisa acabó hueca. Tras agradecer la disposición del ministro a resolver todos los problemas, Portillo espetó a no repetir la práctica de los años anteriores: cambiar el nombre de las salas sin aumentar los medios humanos y materiales de la Justicia. Peor sería que culminara su intento de multiplicar el número de jueces sustitutos que el ministerio se encargaría de preparar y asignar. El veterano juez ratificó que las oposiciones judiciales y la experiencia en el cargo habrían de ser los únicos requisitos para la entrada y el ascenso en la carrera judicial.

El ministro no se libró de un serio varapalo por la segunda de las reformas que auspicia: quitar la instrucción judicial de las causas penales a los jueces para asignárselas a los fiscales. La propuesta, advirtió, es especialmente peligrosa en España donde la fiscalía sigue un esquema piramidal que culmina en un fiscal general directamente nombrado por el presidente del Gobierno.

Agradezco a D. Fernando Portillo que me haya prestado sus palabras para escribir mi columna semanal para la Tribuna de Albacete. Hace tiempo que deseaba poner de manifiesto que su intento de sojuzgar al poder judicial, es el peor de sus propósitos. Nadie mejor que un magistrado de carrera para denunciar tales tropelías. 

La Tribuna de Albacete (10/11/2025)

lunes, 3 de noviembre de 2025

Había una vez un circo.

 

El Presidente de España compareció el 30 de octubre ante una Comisión de Investigación del Senado para esclarecer si era el número uno de una trama de corrupción donde están implicados los más altos cargos del PSOE, amén de sus familiares más allegados, los que comparten mesa y techo en el Palacio de la Moncloa. Entre los temas a dilucidar: ¿cómo justificar que en Ferraz entregaran a esos gerifaltes sobres llenos de dinero en efectivo?

Los portavoces aprovecharon para restregar en la cara del Presidente tales obscenidades, antes de lanzarle preguntas que había de responderse con un monosílabo: “SÍ o NO”. So pretexto de contextualizar las acusaciones, el compareciente aprovechó para revertir las acusaciones al PP, y aseverar que el PSOE de Zapatero y Sánchez es lo más limpio y transparente que ha conocido la democracia española. Cuando el compareciente ya había olvidado la pregunta que le había formulado, el portavoz de turno vociferaba: “SÍ o NO”. Sánchez respondía complaciente: “ese detalle no me consta, del otro no me acuerdo”. Así hasta 50 veces.

Nuestro Presidente espetó que se sentía en una comisión de difamación en el circo del Senado. Posiblemente, lo del circo fue su única verdad, y bien que se empeñó en hacer durar el espectáculo cinco horas. Yo, que estaba celebrando mi cumpleaños, puse como música de fondo a los payasos de la tele: “Había una vez un circo…”. Recordé los “Esperpentos” de Valle Inclán y la película de Cantinflas, “Su excelencia”, donde un político gana el premio de hablar más horas seguidas sin decir nada. Recordé también aquella frase de Gila: “Oiga, si usted no es el asesino, por qué lo mató”. El inminente sketch de Mota sugiero que se titule “De cómo esquivar la verdad sin que te tiemble la voz”. ¡He ahí el mayor mérito del Presidente.

Mi conclusión. Carpetazo definitivo a las comisiones de investigación. Los hechos presuntamente delictivos, directamente al juzgado.

La Tribuna de Albacete (3/11/2025)