Las
urnas son el último reducto de la democracia. Cada 4 años los ciudadanos
depositan su voto, libre y secreto, en una urna que nadie puede manipular. La
manipulación de las urnas supone un ataque fatídico al resorte crucial de la
democracia. En la España del siglo XIX el “pucherazo” se impuso a las urnas y no se
conoce el caso de que un partido perdiera las elecciones que el mismo había
convocado. En el siglo XXI, los ataques a las urnas democráticas provienen de la
compra de votos y del voto por correo. Me llamó la atención, que poco antes de
las elecciones del 2023, el Gobierno español cambiara al presidente de
Correos y encargara el recuento de votos
una empresa cuasi-pública, Indra. Su presidente lo hizo tan bien que ascendió a
la presidencia de Telefónica.
Brasil era uno de los países donde la
adulteración del sistema electoral era más evidente. Así hasta el día que se
consiguió un pacto de Estado para utilizar medios electrónicos que evitaran la manipulación
del Gobierno de turno. Me voy a tomar la molestia de resumir cómo ha quedado el
proceso electoral brasileño por si pudiera ayudar a los demócratas españoles.
La clave del proceso brasileño consiste
en unas urnas electrónicas que no tienen conexión a internet ni pueden abrirse
hasta el momento en que el propio sistema informático presenta los resultados
en los terminales del sistema. De la limpieza del proceso electoral se
responsabiliza una sala del Tribunal Supremo. No el Gobierno de turno, ni una
junta elegida por los políticos. La verdad es que no ha hecho falta su
intervención.
N Brasil, cada cuatro años hay un
domingo super-electoral donde los votantes se encierran en una cabina para teclear números que corresponden a sus
candidatos a Presidente de la Nación, Jefe
de Gobierno, presidente del Estado federado, senadores y diputados. El voto es obligatorio. No se
admite el voto por correo, aunque en las embajadas sí es posible votar en otra
urna electrónica con la misma seguridad. Los transportes nacionales son
gratuitos ese domingo. Se vota entre las 8 y 17 horas. Tres horas después se
proclaman los resultados definitivos.
¡Dios salve las urnas electrónicas de
Brasil! ¡Dios inspire al legislador español algo parecido!
La Tribuna de Albacete (23/06/2025)