En enero de 2005, Hugo Chávez lanzó a toda
Latinoamérica la propuesta del “Socialismo Siglo XXI”. La España de Zapatero y
Sánchez no tardaron en subirse al carro del “nuevo populismo” liderado por el Grupo
de Puebla. Las realizaciones prácticas allende el mar han sido desastrosas,
tanto en lo económico como en lo social. A España, por el momento, le ha salvado
la UE. La estrategia de Sánchez consiste en financiar con deuda un gasto
público insaciable (como insaciables son las demandas de quienes le apoyan).
Esa deuda se coloca en el BCE a un interés mínimo. Invocando la Teoría
Monetaria Moderna, dan por supuesto que la deuda pública no se devuelve. Llegado
el vencimiento, el Estado pedirá nuevos créditos que el BCE concederá
sumisamente. ¿Cómo podría dejar quebrar a un Gobierno que hace tanto por el
bienestar social?
Este discurso “populista” es el que
viene denunciando el Servicio de Estudios del BE desde sus oficinas de la plaza
de Cibeles, que el nuevo Gobernador quiere convertir en un museo. El prestigio
que ha conseguido ese servicio puede perderse en unos meses si se despide al personal
más cualificado o le subyuga al Gobierno. Los resultados se nos antojan graves.
Lo primero que hará el BCE es asegurarse que los créditos y subvenciones al
Gobierno se han destinado a los fines propuestos. Lo segundo, cobrar los
intereses y aumentar los tipos a la par que el peso de la deuda. Lo tercero, cortar
la fuente de financiación y enseñar la puerta de salida. Así hasta intervenir la
economía española como hizo con Grecia en el 2018, al inicio de la crisis
financiera global, cuando el agujero de las pensiones amenazaba las finanzas
europeas.
Una vez más la Economía vuele a entrar en escena como la “ciencia lúgubre”. Bien que lo siento.
La Tribuna de Albacete, (2/6/2025)