Make America great again (“Devolvamos la grandeza a América”). Este es el slogan
que llevó a Trump a la presidencia de los EE.UU. Lamentablemente. ninguno de
sus asesores le advirtió que el declive de EE.UU. no es solo de índole
económica y que su crisis económica no se debe solo al déficit comercial. La
solución que le proponen es decepcionantemente simple. “Elevar los aranceles de
cada producto en proporción al déficit comercial con cada país hasta conseguir
el equilibrio en la balanza de pagos". Con la UE bastaría subir los aranceles un
10%. La media de aranceles con China habría de subir un 100%. Una auténtica
sentencia de muerte al libre comercio internacional.
Los inspiradores de estas propuestas
demuestran el desconocimiento de los principios económicos básicos. El primero
es la emigración del capital financiero y de los trabajadores hacia los países
que ofrecen mejores remuneraciones. Si los políticos no cortan tales
movimientos hemos de esperar una igualación de la tasa de beneficio y el
salario. En caso contrario, serán las propias empresas americanas quienes se
trasladen a países con unas condiciones de seguridad aceptables, como China.
Con el tiempo las empresas chinas aprenderán a producir todos los bienes con la
tecnología y la eficacia de la mejor empresa americana, conservando la ventaja
de unos salarios mucho más bajos. Ahí está la ventaja china que también tenderá
a erosionarse, a no ser que algún dictador lo impida.
Los estadounidenses y europeos, debemos
ser conscientes que liderar la innovación tecnológica es la única manera de
mantenerse en la cabeza de la carrera económica y militar. Más importante,
EE.UU. y la UE deben saber que la grandeza de un país se mide,
fundamentalmente, por el grado de protección de la libertad, la democracia y
los derechos humanos. Y que la felicidad de las personas depende de variables
que escapan a las manipulaciones de economistas y políticos.
En conclusión, la guerra arancelaria de
Trump yerra en el diagnóstico de la enfermedad norteamericana y en la terapia para
curarla.
La Tribuna de Albacete (12-05-2025)