El juego de la escalera consiste en enumerar las opiniones de un partido “progresista” sobre una institución fundamental del Estado. Hoy le toca el turno de la monarquía parlamentaria consagrada en el artículo 1.3 de la CE de 1978. El juego invita al lector a señalar el escalón donde se sitúa hoy (los valores que defiende) y el escalón que pisaba cuatro años atrás. No le costará trabajo imaginar donde se situará previsiblemente el próximo lustro. Si tuviera la osadía de pensar por sí mismo, podría calibrar la manipulación que ese partido progresista está ejerciendo sobre él.
1-
La Monarquía parlamentaria es una
institución plenamente democrática, ni más ni menos que el resto de las
instituciones que configuran la Ley fundamental refrendada por el 85,54% de los
votantes. De hecho, los ciudadanos se identifican más fácilmente con un rey que
con un presidente republicano que en su frente lleva grabadas las iniciales
del partido que le aupó al poder.
2- Rectifico. La monarquía parlamentaria
no es democrática ni representa a la población que nunca votó la Constitución. La
monarquía sale cara. Más pronto que tarde, la Monarquía se corrompe y acaba
usurpando y dilapidando la riqueza nacional.
3- Remato. El desprestigio de la Monarquía
resulta imparable. Mejor evitar que el Rey ejerza los escasos poderes que le otorga
la Constitución. El modelo por seguir es la Commonwealth británica. El
Rey es recibido con pitos cada x años, cuando realiza su visita de cortesía a
las antiguas colonias. Lo mismo pasará
al Rey español cuando salga de su jaula-palacio.
4- Todavía cabe un paso adicional en la
confusión lingüística. Convertiremos la Monarquía parlamentaria en una ReyPública.
El rey estará obligado a abdicar cada cuatro años para proceder a la elección
del siguiente Jefe de Estado.
¡Impresionante! Han conseguido pasar de la Monarquía a la República y controlar todos los poderes sin necesidad de reformar la Constitución. El partido progresista de marras nombra al Jefe de Estado y al Jefe de Gobierno; controla las Cámaras y el Tribunal Constitucional. Todas las ventajas de la monarquía y la república en una única palabra: ReyPública. ¡Vivan los lingüistas progresistas!