lunes, 23 de octubre de 2023

Javier Milei, liberal-libertario

Mientras escribo estas líneas, los argentinos están votando a su nuevo Presidente. El economista Javier Milei se antoja como el vencedor en primera o segunda vuelta. Sería sorprendente que así ocurriera, no imposible. La situación económica de Argentina pide a gritos un revulsivo. Los índices de pobreza e indigencia son del 40% y 9% respectivamente, y al alza. La inflación interanual es del 150%. El tipo de cambio (dólar/peso) que hace tres décadas era 1, hoy está en 0,003.

 No se trata de unas elecciones más en un país del Cono Sur. Las preguntas que asaltan mi mente son mucho más cercanas, profundas y duraderas.

¿Puede ganar unas elecciones democráticas un partido liberal-libertario fundamentado en tres principios: vida, libertad y propiedad privada? Hasta hoy, “liberal” era un insulto.

¿Puede aspirar a la presidencia de una República un líder que considera al Estado como el origen de casi todos los problemas económicos y sociales? Un candidato que está dispuesto a reducir drásticamente los impuestos, el gasto público, el número de ministerios y las empresas públicas.

¿Podrá gobernar un líder que promete borrar algunos de los símbolos tradicionales de un Estado soberano? La dolarización de la economía que propugna Milei implica sustituir el peso por el dólar y eliminar el Banco Central.

¿Podrá desmantelar el Estado del Bienestar en 30 años (es el plazo que se da el candidato)? W. Beveridge propuso en 1930 que el Estado cuidara de los ciudadanos “de la cuna a la sepultura”. La alternativa de Miley es que cada persona-familia cuide de sí misma y despliegue su iniciativa económica.

¿Podrá llegar y mantenerse en el poder un político que dice lo que piensa y se atreve a criticar lo políticamente correcto? ¿Qué le espera a Milei por condenar la ideología de género como el peor ataque a la inteligencia, el sentido común, la libertad y la vida?