domingo, 29 de enero de 2023

Estadísticas, Economía y Política

 

Joan Robinson, la más peleona de los discípulos de Keynes, aconsejó incluir en el bachiller una asignatura de Economía para que los ciudadanos no se dejaran engañar por los políticos, sobre todo los aficionados a camuflar su ideología en estadísticas. La semana pasada, el Gobierno español sacó pecho al presentar los datos económicos del último trimestre de 2022. El PIB español había crecido un 0,2%, desmintiendo a los agoreros de recesiones. En el conjunto del año, el PIB creció un 5,5%, como en los mejores tiempos.

Los datos podían leerse bajo un prisma más realista. El 5,5% era el resultado lógico después del parón de la pandemia. Lo que resulta más difícil explicar es que la recuperación se hubiera detenido antes de llegar al PIB de 2019. Eso suponiendo que los datos no hayan sido manipulados. Pasar del -0,2 al +0.2 se consigue fácilmente postponiendo la contabilización de las últimas facturas.

La veracidad de los datos estadísticos y la forma correcta de presentarlos siempre estarán en entredicho. Todos recordamos el debate económico entre el Pedro Solbes y Manuel Pizarro aquel 21 de febrero de 2008. El primero (Ministro de Economía con Zapatero) negó la amenaza de crisis en base a los datos “publicados”. No quiso leer los últimos datos ni los indicadores adelantados que hacían temer una recesión tan fuerte como la que estalló en octubre del 2008.

Las definiciones estadísticas tampoco hay que verlas como un dogma de fe. Oficialmente se declara una recesión después de tres trimestres consecutivos de caída del PIB. La evolución del empleo y desempleo aportaría un enfoque más realista. La menor tasa de paro (12,48%) se registró en el segundo semestre de 2022. Durante el tercer y cuarto trimestre recuperó su marcha alcista llegando al 12,87. Eso sin contar las 600.000 personas con “contrato indefinido-discontinuo” que antes se llamaban simplemente “parados”.

La Tribuna de Albacete, 30/01/2023