Excelentísima Señora:
Enhorabuena por su éxito electoral
y mis mejores deseos para los próximos cuatro años. No debe ser fácil conseguir
los votos que garantizan la investidura. Pero lo verdaderamente difícil es mantener
el entusiasmo de los electores para que te vuelvan a dar un voto de confianza
en la próxima cita electoral. Para ganar esta confianza sirven de poco la cosmética y las promesas vacías. Lo importante es avanzar paso a paso en la dirección
adecuada.
Los mensajes que usted ha
transmitido en las últimas elecciones apuntan bien. La libertad y el empleo forman
parte de los grandes valores por los que merece la pena luchar. Además, ayudan a ganar
elecciones, si bien se explican. Advertiré, para que nadie se lleve a engaño,
que los políticos no crean libertades ni empleos, simplemente facilitan las
condiciones adecuadas.
Libertad con mayúsculas. No deje
que identifiquen su libertad con la capacidad de fijar la hora del cierre de establecimientos
o el toque de queda. Insista en la libertad educativa. Ya conoce el interés de
ciertos partidos por controlar la enseñanza y meter a nuestros hijos por la embudología
de género. Frente a estos embudólogos enarbole el artículo 27 de la
Constitución Española (CE) donde se enuncia: (1) La obligación de los poderes
públicos de garantizar el derecho universal a la educación; (2) la libertad de
las personas físicas y jurídicas para crear centros docentes; (3) la libertad
de los padres para escoger el colegio que consideren más acorde para la
formación moral de sus hijos.
Recuerde también que la bondad
de un sistema socioeconómico se mide por la capacidad de crear empleo, no por
el gasto social en un número creciente de desempleados. La propiedad privada y
la libertad de empresa (arts. 33 y 38 CE) son los motores del éxito económico y
social.
Como despedida le recordaré cuál
ha sido la tumba de los políticos que han conseguido mayorías holgadas durante
muchos años: la corrupción.
La Tribuna de Albacete (10/05/2021)