lunes, 9 de marzo de 2020

Vida digna


         Algún alma caritativa me ha remitido una entrevista a Francisco Luzón, él que lo había sido todo en la banca española ("La Voz de Galicia, 17/02/2020). La leí con gusto pues conozco al entrevistado desde su etapa de presidente del Consejo Social de la UCLM. La última vez que le vi fue en su investidura como Doctor Honoris Causa (12/12/2016). Días después anunció que padecía ELA, una de esas enfermedades raras y degenerativas que erosiona la libertad de movimientos hasta que pierdes la capacidad de hablar, deglutir y … respirar. Buena parte del patrimonio personal, acumulado en una vida de trabajo lúcido y entusiasta, lo ha donado a la Fundación Luzón-ELA. Su objetivo: investigar sobre las causas y remedios de la enfermedad y prestar los cuidados paliativos que los enfermos merecen. 
           “¿Es usted partidario de una muerte digna?, ¿echa de menos la ley de eutanasia que promueve el Gobierno español?” Estas fueron las preguntas recurrentes del entrevistador en busca de un testimonio dramático pro eutanasia. La respuesta de Luzón fue simple y contundente. Lo primero, dijo, es asegurar una vida digna. La mayoría de los enfermos de ELA no la tienen porque su enfermedad requiere cuidados que la sanidad pública no presta… Para qué, debe pensar el Gobierno, si la enfermedad solo afecta a 4.000 españoles. Yo tengo la suerte de poder costear esos cuidados y tener una familia que me acompaña. En este ambiente de paz y cariño, mi vida es digna. Junto a ellos, mi muerte también lo será.  
             El entrevistador no se daba por vencido. “Usted ha decidido vivir, pero ¿qué pasa con los que reclaman una muerte digna? ¿Merece la pena tanto sufrimiento cuando uno ve que se le escapa la vida?” Respeto a esas personas y sus sentimientos encontrados, respondió Luzón. Les animo a rodearse de buenos amigos y a pedir al Gobierno que se implique en paliar su sufrimiento. Por lo que a mí respecta, creo que un minuto de vida vale más que todo el universo.
               Magnífico testimonio de vida en esta sociedad decadente que alimenta la cultura de la muerte. Clarividente denuncia a esos políticos que piensan que el mejor remedio contra el dolor de cabeza es la guillotina .  
 La Tribuna de Albacete (09/03/2020)