Algún alma caritativa me ha remitido una
entrevista a Francisco Luzón, él que lo había sido todo en la
banca española ("La Voz de Galicia, 17/02/2020). La leí con gusto pues conozco al entrevistado desde su etapa de
presidente del Consejo Social de la UCLM. La última vez que le vi fue en su
investidura como Doctor Honoris Causa (12/12/2016). Días después anunció que
padecía ELA, una de esas enfermedades raras y degenerativas que erosiona la libertad de movimientos hasta que pierdes la capacidad de hablar,
deglutir y … respirar. Buena parte del patrimonio personal, acumulado en una
vida de trabajo lúcido y entusiasta, lo ha donado a la Fundación Luzón-ELA. Su objetivo: investigar sobre las causas y remedios de la enfermedad y prestar los cuidados paliativos que los enfermos merecen.
“¿Es
usted partidario de una muerte digna?, ¿echa de menos la ley de eutanasia que
promueve el Gobierno español?” Estas fueron las preguntas recurrentes del
entrevistador en busca de un testimonio dramático pro eutanasia. La respuesta
de Luzón fue simple y contundente. Lo primero, dijo, es asegurar una vida
digna. La mayoría de los enfermos de ELA no la tienen porque su enfermedad
requiere cuidados que la sanidad pública no presta… Para qué, debe pensar el Gobierno, si la
enfermedad solo afecta a 4.000 españoles. Yo tengo la suerte de poder costear
esos cuidados y tener una familia que me acompaña. En este ambiente de paz y cariño,
mi vida es digna. Junto a ellos, mi muerte también lo será.
El
entrevistador no se daba por vencido. “Usted ha decidido vivir, pero ¿qué pasa
con los que reclaman una muerte digna? ¿Merece la pena tanto sufrimiento cuando
uno ve que se le escapa la vida?” Respeto a esas personas y sus sentimientos encontrados,
respondió Luzón. Les animo a rodearse de buenos amigos y a pedir al Gobierno
que se implique en paliar su sufrimiento. Por lo que a mí respecta, creo que un
minuto de vida vale más que todo el universo.
Magnífico testimonio de vida en esta sociedad decadente
que alimenta la cultura de la muerte. Clarividente denuncia a esos políticos
que piensan que el mejor remedio contra el dolor de cabeza es la guillotina .