lunes, 13 de enero de 2020

Dura lex sed lex


       A los artífices del “procés independentista” se les vio relativamente serenos en la sala de lo penal del Tribunal Supremo (TS). Sabían que estaban en un Estado de Derecho y que no se les iba a juzgar por los sentimientos de las masas enardecidas, ni por la opinión de políticos enemigos; les juzgarían unos jueces profesionales sometidos a la ley. Dura lex sed lex.
                La defensa de los reos solo admitía una amonestación por desobediencia y algaradas. La fiscalía solicitó 25 años de prisión por rebelión. Los jueces acabaron condenando por sedición (13 años).  La sentencia no gustó ni a unos ni a otros, pero, en su fuero interno todos musitaron: Dura lex sed lex.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea resolvió la semana pasada una cuestión prejudicial concluyendo que los eurodiputados adquieren sus derechos e inmunidades desde la proclamación de los resultados electorales. Algunos políticos y periodistas pusieron el grito en el cielo: “¡La justicia europea se alía con el independentismo!”. Los jueces del TS se lo tomaron con más calma y recordaron al Presidente del Parlamento Europeo (el Sr. Sassoli) que, según la legislación vigente, un condenado en firme como el Sr. Junqueras perdía automáticamente su condición de eurodiputado.  David Sassoli no tuvo más remedio que aceptarlo de oficio. Todavía quedan los recursos finales ante el Tribunal Constitucional español y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Todos, incluidos los jueces del TS español, habrán de acatarlos. Dura lex sed lex.
Nos gusten o disgusten estas leyes y sentencias, hemos de congratularnos de vivir en un Estado democrático de Derecho, basado en el imperio de la ley y la separación de poderes. Los políticos pueden proponer cambiar las leyes, pero habrán de seguir los procesos marcados por la legislación vigente. Dura lex sed lex.  
La Tribuna de Albacete (13/01/2020)