domingo, 9 de junio de 2019

El déficit y el Guadiana


              La buena noticia económica de la semana es que la Comisión Europea ha levantado el control por déficit excesivo que tenía maniatado al Gobierno español desde 2009. La mala noticia es que las fuentes del déficit siguen activas y pueden regenerarlo a la vuelta de la esquina. Como el Guadiana, pero sin capacidad de controlar la corriente.
En el año 2007 el Estado español presumía de un superávit del 2% del PIB. –El resultado de 10 años de fuerte crecimiento económico. La deuda pública se situaba en el 40% del PIB, muy por debajo del 60% permitido por el Pacto de Estabilidad Europeo. En 2009 el déficit subió al 4,5% (el límite es el 3%). Un año después llegó al 11% y arrastró a la deuda pública hasta el 100% del PIB. Tras dos años de crecimiento, el déficit ha bajado al 2,5% pero la deuda se resiste a caer.  
El servicio de la deuda es la primera causa del déficit. Una subida de los tipos de interés lo catapultará. Esta contingencia puede presentarse, de la noche a la mañana, si temeroso de un brote inflacionista, el BC sube su tipo de intervención o si los mercados financieros elevan la prima de riesgo a gobiernos manirrotos. El foco está hoy en Italia.
La segunda causa del déficit deriva de un aumento de gastos estructurales que suelen aprobarse en épocas de bonanza, sobre todo, en años electorales. Los funcionarios que se contratan hoy seguirán cobrando mañana, aunque desaparezca el servicio para el que se crearon o se desplome la recaudación impositiva tras una nueva recesión.
La dinámica política lleva a un déficit estructural que solo se disimula en épocas de fuerte crecimiento económico. En la recesión, el déficit se desborda y no es capaz de cumplir los fines estabilizadores que Keynes le asignó.  Conclusión: sea usted liberal o keynesiano, no deje de velar por unas finanzas públicas saneadas.
 La Tribuna de Albacete (10/06/2019)