Nuestro “localizador
político” empezará en el espacio sociocultural, posiblemente el único donde el
dilema tradicional izquierda/derecha aún conserva cierta validez. La izquierda
se identifica con los valores cambio-progreso. Para progresar hay que experimentar.
La derecha enfatiza los valores conservación-estabilidad. Se trata de conservar
lo bueno que hemos conseguido y mejorarlo paso a paso. Los experimentos, mejor en
tu casa y con gaseosa.
El dilema libertad/seguridad
sería otra manera de expresar la tensión izquierda/derecha en el espacio
sociocultural. La izquierda ensalza el don de la libertad para explorar nuevas
expresiones artísticas o nuevos tipos de relaciones humanas. La derecha
recuerda que, sin la seguridad jurídica del Estado de Derecho, la libertad llevará
al desorden social del que se aprovechan los más pillos.
Para
mantener lo mucho de bueno que nuestra sociedad ha conseguido hasta hoy, izquierda
y derecha están obligadas a respetar el núcleo de los derechos fundamentales. El
primero, y base de todos los demás, el derecho a la vida. A mi entender, aquí
está el talón de Aquiles de la izquierda contemporánea. El aborto y la
eutanasia ya no se plantean como una excepción extrema (digamos el conflicto
entre dos vidas) sino como un progreso. ¿Hacia dónde? Tampoco la derecha
respeta la vida cuando impone el bienestar y seguridad nacional a la vida de quienes
huyen del hambre. Una cosa es buscar soluciones internacionales a un problema
global como la emigración; otra, dejar morir de hambre a los inmigrantes que
tenemos enfrente.
La igualdad
y la libertad son los siguientes derechos fundamentales. La derecha quedaría en
fuera de juego cuando no respetara a los homosexuales. La izquierda incurre en
flagrante contradicción, cuando impone su particular ideología de género a
través de asignaturas obligatorias. ¡Y pobre de quien se atreva a criticarlas!
La Tribuna de Albacete (12/05/2019)