domingo, 11 de febrero de 2018

La bolsa o la economía

El lunes de la semana pasada el índice Dow Jones cayó un 4,6%, una de sus mayores caídas diarias que se recuerdan. La bolsa neoyorquina se recuperó parcialmente al día siguiente para volver a desplomarse otro 4% el jueves. Los mercados asiáticos y europeos replicaron esas caídas con unas horas de retraso.
Como es habitual, los inversores y los políticos trataron de calmar los ánimos. Unos decían que se trataba de un ajuste técnico: ventas para materializar las plusvalías. Otros acusaron a los ordenadores cuyos algoritmos internos precipitaron una venta masiva de acciones. No faltó quien criticó las expectativas infundadas sobre inflación y subidas de tipos de interés.
En mi opinión hay problemas de fondo que hacen temer que la economía occidental se ha convertido en una economía de casino y una fábrica de burbujas. Las lecciones de la crisis no han sido aprendidas. La aceleración del crédito desde 1995 a 2007 animó artificialmente la economía. Pero un crédito que superaba el crecimiento potencial estaba destinado a crear sendas burbujas en los mercados de activos (residencial y el bursátil). La explosión de estas burbujas precipitó la crisis de 2008, cuyos coletazos todavía hoy sentimos en Europa.
En los EE. UU. la crisis se superó pronto. La Reserva Federal (equivalente a nuestro Banco central) aceptó los activos tóxicos de los bancos a cambio de mayores facilidades crediticias. El grueso del crédito bancario se destinó a la compra de activos financieros. Ya en 2012 la bolsa neoyorquina había recuperado sus niveles de 2007, niveles que todos consideraban desorbitados, muy por encima de lo que justificaba el beneficio real de las empresas. En los últimos 5 años los índices han subido un 73,15% adicional. ¿No es esto una burbuja? Las caídas bursátiles de la semana pasada, ¿no serán los prolegómenos de su explosión?

Se decía que la bolsa es un reflejo de la realidad. En los últimos tiempos, ofrece una imagen distorsionada de ella. Puede acabar siendo un rival. ¿Qué prefieres, una inversión financiera que promete grandes plusvalías durante un tiempo o una inversión real (en empresas) de la que solo cabe esperar una modesta tasa de beneficio? ¿La bolsa o la economía?
La Tribuna de Albacete (12/02/2018)