El lunes de
la semana pasada el índice Dow Jones cayó un 4,6%, una de sus mayores caídas diarias
que se recuerdan. La bolsa neoyorquina se recuperó parcialmente al día siguiente
para volver a desplomarse otro 4% el jueves. Los mercados asiáticos y europeos replicaron
esas caídas con unas horas de retraso.
Como es
habitual, los inversores y los políticos trataron de calmar los ánimos. Unos decían
que se trataba de un ajuste técnico: ventas para materializar las plusvalías. Otros
acusaron a los ordenadores cuyos algoritmos internos precipitaron una venta
masiva de acciones. No faltó quien criticó las expectativas infundadas sobre
inflación y subidas de tipos de interés.
En mi opinión
hay problemas de fondo que hacen temer que la economía occidental se ha
convertido en una economía de casino y una fábrica de burbujas. Las lecciones
de la crisis no han sido aprendidas. La aceleración del crédito desde 1995 a 2007
animó artificialmente la economía. Pero un crédito que superaba el crecimiento
potencial estaba destinado a crear sendas burbujas en los mercados de activos (residencial
y el bursátil). La explosión de estas burbujas precipitó la crisis de 2008,
cuyos coletazos todavía hoy sentimos en Europa.
En los EE.
UU. la crisis se superó pronto. La Reserva Federal (equivalente a nuestro Banco
central) aceptó los activos tóxicos de los bancos a cambio de mayores
facilidades crediticias. El grueso del crédito bancario se destinó a la compra
de activos financieros. Ya en 2012 la bolsa neoyorquina había recuperado sus
niveles de 2007, niveles que todos consideraban desorbitados, muy por encima de
lo que justificaba el beneficio real de las empresas. En los últimos 5 años los
índices han subido un 73,15% adicional. ¿No es esto una burbuja? Las caídas
bursátiles de la semana pasada, ¿no serán los prolegómenos de su explosión?
Se decía que
la bolsa es un reflejo de la realidad. En los últimos tiempos, ofrece una
imagen distorsionada de ella. Puede acabar siendo un rival. ¿Qué prefieres, una
inversión financiera que promete grandes plusvalías durante un tiempo o una
inversión real (en empresas) de la que solo cabe esperar una modesta tasa de
beneficio? ¿La bolsa o la economía?
La Tribuna de Albacete (12/02/2018)