Somos personas: individuos sociales.
Individuos que necesitamos de los demás y que solo nos realizamos plenamente
cuando contribuimos al bienestar social, empezando por el de las personas que tenemos
al lado. Unas ideologías ponen el acento en el individuo. Otras, en la sociedad.
Estas diferencias son inevitables. Serán compatibles si comparten el binomio “libertad
responsable”. Es la piedra que cierra el arco de bóveda de una sociedad cada
día más compleja. Debemos colocarla en su sitio para evitar que el edificio se nos
caiga encima.
El marxismo,
el nacionalismo excluyente y los movimientos populistas contemporáneos ponen el acento en la sociedad y las
instituciones. El problema surge cuando el individuo se diluye en ellas y lo único
que cuenta es el pueblo, la nación o la clase social. Los problemas políticos
serían conflictos de intereses entre pueblos, naciones o clases. Se
solucionarán automáticamente si damos todo el poder al pueblo bueno, a la
nación buena o a la clase social buena. Responsabilidad del individuo, ninguna.
El
liberalismo pone el acento en el individuo y su libertad. Suena
bien. Lamentablemente, algunos liberales olvidan que la sociedad también existe y que es
algo más que la suma de los individuos. Uno y uno suman más de dos si la pareja
se armoniza y cada uno asume sus responsabilidades. Menos de dos, en caso
contrario. No podemos presuponer que los individuos actuarán responsablemente y que el mercado llevará a un equilibrio de poderes. Se necesitan instituciones que fomenten esa responsabilidad y
castiguen a los que abusan del poder.
La crisis económica ha proporcionado el caldo de
cultivo para la irrupción de nuevos movimientos populistas en el siglo XXI. Los
partidos tradicionales los critican duramente pero acaban copiando sus
estrategias irresponsables. A unos y
otros les gusta prometer cosas imposibles, confiando que el Estado las proporcionará desde arriba y a coste cero. Ni unos ni otros confían en el
potencial de la libertad individual, ni se atreven a recordar a los votantes
sus responsabilidades.
La Tribuna de Albacete (20/11/2017)