lunes, 10 de julio de 2017

Historietas en el "Independence Day"

La diferencia es que en el caso español 
no hay armas de por medio

4 de julio de 2017. Corea del Norte lanzó un misil balístico intercontinental que llegó a la costa de Alaska en 40 horas, mientras los americanos celebraban su “Independence Day”. El Presidente, Kim Jong-un,  se congratuló del éxito de la prueba y advirtió a los “yanquis” que están preparados para lanzar misiles de cabeza nuclear a cualquier rincón del mundo. Los medios estatales de Pionyang remataron: “Es hora de que Corea del Norte demuestre su ímpetu a EE. UU. quien, desafiando una y otra vez sus advertencias, está poniendo a prueba la voluntad del pueblo coreano”. La reacción de EE. UU. no se hizo esperar. Además de enseñar los dientes (msiles en Seul), el Secretario de Estado, Mr. Tillerson, urgió una respuesta conjunta de la comunidad internacional a través del Consejo de Seguridad de las NU y de los gobiernos nacionales: “Todos los países deberían enviar a Corea del Norte el mensaje de que probar armas nucleares tiene consecuencias”.
Con pocas horas de dilación, asistimos a la puesta de largo del independentismo catalán en la presentación de la web “garantías.cat”. Sus dirigentes confirmaron que el referéndum se celebraría el 1 de octubre, con independencia de lo que diga el Gobierno español y el Tribunal Constitucional. Y que sería vinculante si ganara el SÍ a la secesión aunque fuera por la mínima y sin apenas participación. En 48 horas se proclamaría la independencia de la República Catalana y se aprobaría la Ley de Transitoriedad que desconectaría al pueblo catalán del yugo de la Constitución española y del Estatut de Autonomía. El Presidente, Carles Puigdemont, ensalzó el “nuevo Estado de Derecho frente a las actuales cloacas del poder” y  dio la bienvenida a la nueva legalidad que, por su carácter democrático, sí vinculará a todo el pueblo catalán. Los partidos constitucionalistas, que representan una mayoría aplastante a nivel nacional, se pusieron de acuerdo para tachar el referéndum de ilegal. Lamentablemente, en la letra pequeña, sigue prevaleciendo el interés por marcar sus diferencias. A nadie se le ha ocurrido llevar el asunto al Parlamento Europeo y preguntar qué hay que hacer cuando los habitantes de cualquier territorio europeo deciden independizarse a las bravas.
¿Una china en el zapato? Sí, este es el elemento común de estas dos historietas de nunca acabar. La diferencia más ostensible (y reconfortante) es que, en el caso español no hay armas de por medio.
La Tribuna de Albacete (10/07/2017)