Vuelve, por favor, al rescate
de esta sociedad un siglo más desquiciada
¿Qué tema trataré
en mi columna de la Tribuna? ¡Son tantos
y tan importantes los asuntos de actualidad! Que si el Banco Popular, el más
rentable del mundo durante muchos años, quiebra. Que si el inesperado resultado
de las elecciones inglesas hunde la libra esterlina. Que si la Generalitat catalana
está dispuesta a saltarse las reglas del juego democrático. Que si en Albacete
y Madrid ya empiezan los preparativas de las fiestas estivales del orgullo gay
y del odio a la familia de padre-madre-hijos. Que si el pacto educativo
nacional no sabe cómo mejorar la educación. Que si… Mientras trataba de deshojar
la margarita, unos niños irrumpen en mi despacho para pedirme la película de
Mary Poppins. La busco y aprovecho para relajarme junto a ellos. A medida que el
argumento iba desenvolviéndose comprendí que allí estaban tratados (y bien) la
mayoría de los temas de actualidad. ¡Gracias, Mary Poppins, por venir a mi
rescate!
La familia
Banks tenía de todo. De todo … menos familia. No es que se llevaran mal. Es que
ni siquiera se “llevaban”. Cada uno a su bola. El padre, George, vivía para el banco,
buque insignia del imperio inglés en la segunda década del siglo XX donde la
película está ambientada. La madre, Winifred, volvía a casa tarde y estresada tras las
marchas sufragistas. Esta noche los niños no salen a recibirle porque se han
perdido siguiendo una cometa loca que sus padres no tuvieron ni tiempo ni ganas
de reparar. Al día siguiente quebró el banco y se hundió la libra. La culpa la
tuvo el pequeño Michel que se resistió a depositar allí sus dos peniques,
asustó al resto de clientes y precipitó la retirada masiva de depósitos. Afortunadamente
llegó Mary Poppins, la niñera mágica, para devolver a cada cosa el valor que le
corresponde. Todos acabaron volando cometas en el parque, con sus respectivas familias,
¡Ojalá y
vuelva Mary Poppins a poner un poco de sentido común y sentido del humor en
esta sociedad desquiciada! Habrás de explicarnos el secreto para educar jugando
en familia. (A Jane y Michel les advirtió que, para que un juego dure, lo más
importante es conocer y respetar sus reglas). Enséñanos a defender a la mujer
sin obligarle a abjurar de su naturaleza femenina. Recuérdanos que si falla la
familia, el mejor sistema educativo está abocado al fracaso. Danos sensatez
para comprender que nuestros buques insignia (los grandes bancos o las divisas más
fuertes) son tan frágiles como el Titanic. ¡Vuelve, por favor, al rescate de esta
sociedad un siglo más desquiciada!
La Tribuna de Albacete (12/06/2017)