lunes, 12 de junio de 2017

Mary Poppins al rescate

Vuelve, por favor, al rescate 
de esta sociedad un siglo más desquiciada

¿Qué tema trataré en mi columna de la Tribuna?  ¡Son tantos y tan importantes los asuntos de actualidad! Que si el Banco Popular, el más rentable del mundo durante muchos años, quiebra. Que si el inesperado resultado de las elecciones inglesas hunde la libra esterlina. Que si la Generalitat catalana está dispuesta a saltarse las reglas del juego democrático. Que si en Albacete y Madrid ya empiezan los preparativas de las fiestas estivales del orgullo gay y del odio a la familia de padre-madre-hijos. Que si el pacto educativo nacional no sabe cómo mejorar la educación. Que si… Mientras trataba de deshojar la margarita, unos niños irrumpen en mi despacho para pedirme la película de Mary Poppins. La busco y aprovecho para relajarme junto a ellos. A medida que el argumento iba desenvolviéndose comprendí que allí estaban tratados (y bien) la mayoría de los temas de actualidad. ¡Gracias, Mary Poppins, por venir a mi rescate!
La familia Banks tenía de todo. De todo … menos familia. No es que se llevaran mal. Es que ni siquiera se “llevaban”. Cada uno a su bola. El padre, George, vivía para el banco, buque insignia del imperio inglés en la segunda década del siglo XX donde la película está ambientada. La madre, Winifred,  volvía a casa tarde y estresada tras las marchas sufragistas. Esta noche los niños no salen a recibirle porque se han perdido siguiendo una cometa loca que sus padres no tuvieron ni tiempo ni ganas de reparar. Al día siguiente quebró el banco y se hundió la libra. La culpa la tuvo el pequeño Michel que se resistió a depositar allí sus dos peniques, asustó al resto de clientes y precipitó la retirada masiva de depósitos. Afortunadamente llegó Mary Poppins, la niñera mágica, para devolver a cada cosa el valor que le corresponde. Todos acabaron volando cometas en el parque, con sus respectivas familias,   

¡Ojalá y vuelva Mary Poppins a poner un poco de sentido común y sentido del humor en esta sociedad desquiciada! Habrás de explicarnos el secreto para educar jugando en familia. (A Jane y Michel les advirtió que, para que un juego dure, lo más importante es conocer y respetar sus reglas). Enséñanos a defender a la mujer sin obligarle a abjurar de su naturaleza femenina. Recuérdanos que si falla la familia, el mejor sistema educativo está abocado al fracaso. Danos sensatez para comprender que nuestros buques insignia (los grandes bancos o las divisas más fuertes) son tan frágiles como el Titanic.  ¡Vuelve, por favor, al rescate de esta sociedad un siglo más desquiciada!

La Tribuna de Albacete (12/06/2017)