lunes, 12 de septiembre de 2016

El Gran Teatro del Mundo

Pasen, pasen ustedes, vean, participen y mejoren el “reality show” 
donde nos ha tocado vivir

“Pasen, pasen ustedes, vean y participen en el mejor “reality show” de su vida.  Están ustedes en el gran teatro del mundo”.
La concepción de la vida como una gran tragicomedia de la que todos somos actores, fue tema recurrente en el Siglo de Oro español. Alcanzó su máxima expresión en el auto sacramental de Calderón de la Barca titulado “El gran teatro del mundo”. Tanto en aquel Siglo de Oro como en este siglo del oropel, para la mayoría de los adultos la vida se reduce a trabajar para comer y comer para poder seguir trabajando. En la adolescencia, cuando las hormonas se alborotan, gozas de una patente de corso para rebelarte contra las costumbres de los mayores. Pero para comer no te queda más remedio que trabajar y la disciplina del trabajo te reconduce al carril. ¡El ciclo de la vida continúa!
En el gran teatro del mundo, unos pocos elegidos tienen derecho a subirse al balcón y desde allí criticar a diestra y siniestra; o proponer reformas que solo funcionan en sus mentes. Los políticos dominan, mejor que nadie, el arte de fingir para conseguir los votos que requiere su continuidad en el balcón. La parodia que hemos visto recientemente en el Parlamento español, así lo atestigua. 
Por fortuna, dentro del drama general, caben algunos interludios jocosos. La feria de Albacete, es uno de ellos. Marta Torres empezó su pregón de Feria con una provocación. –¿Albaceteños, que preferís, Gobierno o feria? – ¡Feria, feria…!, respondió un público ávido de desconectar de sus actividades ordinarias y del esperpento político.
El símil del “gran teatro del mundo” tiene, no obstante, un par de puntos débiles que nos obligan a buscar otro mejor. Primero, no deja espacio a la libertad personal. La verdad es que ninguno de nosotros está obligado a seguir un guion prefijado por no se sabe quién. Segundo, niega la capacidad de estas personas libres para dejar el mundo un poco mejor de cómo lo encontraron. El ciclo de la vida no es una órbita cerrada. Podemos convertirlo en una espiral ascendente superando su tendencia natural a la entropía.
Pasen, pasen ustedes, vean, participen y mejoren el “reality show” donde nos ha tocado vivir.

 La Tribuna de Albacete (12/09/2016)