lunes, 11 de mayo de 2015

Cuando el futbol degenera en economía burbujera

El fútbol se asemeja a la bolsa de valores: 
la cotización no refleja la calidad sino el dinero inyectado 

       En el Campus de Albacete la UCLM trabaja un profesor africano. Lo que más le ha sorprendido de España es el dinero que mueve el fútbol. Su veredicto: “Es imposible que progrese un país donde los futbolistas ganan más que los catedráticos de universidad”. No daba fe a sus oídos cuando le explicábamos que un catedrático español debería vivir 1000 años para ganar los euros que Leo Messi ingresa anualmente.
          El mercado de fútbol se asemeja a la bolsa de valores. La misma empresa o club pueden tener una valoración de cien o cien mil dependiendo de la cantidad de dinero que se inyecte en el circuito. Como ese dinero compite por un número fijo de acciones y jugadores generará burbujas. Las burbujas son neutrales en el sentido de que no afectan a los beneficios empresariales o al número de goles. Para el país sí resultan perjudiciales porque absorben recursos que podían destinarse a mejores fines y porque llevan a la bancarrota a clubes modestos incapaces de resistir la carrera especulativa.
   Para desinflar la burbuja del futbol el primer consejo de un economista sería que los jugadores cobraran del dinero aportado por los aficionados en sus cuotas al club o a las televisiones de pago. Paralelamente, los clubes deberían renunciarían a sus derechos sobre la televisión pública cuando retransmite en abierto. Si se trata de un partido de “interés general”, ¿no habremos de contribuir todos?
   Otra vía para desinflar la burbuja consiste en fijar salarios máximos a los futbolistas. Los clubes más generosos podrían rebasarlos a condición de que pagaran al fisco el 90% del dinero extra prometido al crack por el que compiten. La condición para que esta medida funcione es que, a través de la FIFA, se aplique en todo el mundo.   
             Nadie se atreve a coger al toro por los cuernos. El Gobierno español lo ha agarrado por la cola a través de Decreto-Ley de 30 abril que establece un reparto centralizado de los derechos audiovisuales. Solo pretendía suministrar un balón de oxígeno a los clubes modestos al tiempo que recordaba a todos la obligación de pagar impuestos. La élite de fútbol ha saltado indignada y amenaza con una huelga. Me encantaría que se hiciera realidad. Sería un buen termómetro para calibrar la fuerza del fútbol y de los manipuladores del fútbol. ¿Se hundiría España?  

La Tribuna de Albacete (11/05/2015)