Libertad de expresión, SÍ. Propaganda política gratuita aprovechando eventos deportivos, NO.
El 30 de
mayo se jugará en el Camp Nou la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y
el Atlétic Club de Bilbao. El acto se iniciará con el himno español y concluirá
con la entrega de la copa por el Rey Felipe VI. Se teme que en esos momentos las dos aficiones
(culés y leones) se unan para dar una sonada pitada al himno nacional y para insultar
al Rey tan alto como puedan. No son supuestos gratuitos. Es lo que viene
pasando y la televisión pública retransmite gratuitamente a no menos de cincuenta
millones de telespectadores repartidos por todo el mundo. Añádanse otros tantos
que en los telediarios de la semana siguiente, habrán de tragarse una y otra
vez, los pitos y pancartas que definen la política barriobajera.
¿Cómo
responder a este tipo de conductas que desdicen tanto del deporte como de la
política? Cada vez son más los que reclaman mano dura; legal pero dura; a
semejanza de lo que hacen otros países. Miguel Cardenal, Secretario de Estado
de Deporte, insinuó hace unos días que las pitadas al himno o al Rey incitan a la
violencia. A nuestra Presidenta, María Dolores de Cospedal, le parece lógico
que, de pitarse al himno nacional, el partido se aplace al día siguiente a
puerta cerrada.
Yo, para
desdramatizar el asunto, propondría un remedio más casero. Y perdonen por el
sesgo económico; es deformación profesional. Si fuera el presidente de RTVE
colgaría este mensaje en la página web: “Como propietaria de los derechos
televisivos (sufragados por todos los españoles), retransmitiremos con la mayor
calidad posible el partido y el ambiente deportivo; nada más. Si algún
aficionado quiere que se vea su bandera o su pancarta política habrá de pagar
por publicidad como cualquier otra empresa que se anuncia en las vallas del
campo. El himno se retransmitiría en una grabación sin ruidos. Si algún grupo
de aficionados quieren que se oigan sus pitos que avisen para llevarles un micrófono,
previo pago de los derechos de publicidad. Nada disuasorio; más o menos lo que
pagaría Cocacola por un minuto de publicidad en el intermedio de un encuentro
deportivo de máxima audiencia”.
Libertad de expresión, SÍ.
Propaganda política gratuita aprovechando eventos deportivos, NO.
La Tribuna de Albacete (18/05/2015)