lunes, 9 de febrero de 2015

Grecia y España, o la importancia de tener el motor a punto

¿Qué es más importante, revisar el motor 
o proveerse del combustible necesario?

La economía es un fenómeno complejo, un poliedro con muchas caras. Las limitaciones del cerebro humano pueden obligarnos a centrar la atención en una de sus caras,  nunca a perder la perspectiva. La teoría económica dominante en las universidades y en los organismos internacionales tipo FMI se centra en el lado de la oferta (capacidad productiva) e insiste en la conveniencia de sanear las cuentas financieras de todos y cada uno de los agentes económicos. La economía keynesiana enfatiza el lado de la demanda y concibe la política económica y las finanzas como un instrumento para facilitar la demanda de pleno empleo. Hace tiempo que perdió su dominio teórico en las universidades pero sigue influyendo en la política económica, sobre todo en épocas de crisis.
¿Cuál es el enfoque correcto? ¿El de oferta o el de demanda? Pregunta capciosa donde las haya, de esas que abocan a un callejón sin salida. Es como si obligáramos al conductor a elegir entre revisar el motor del automóvil o proveerse del combustible adecuado. Las dos cosas son absolutamente necesarias. ¡Pobre de quien descuide una de ellas!
Perdón por el rollo académico. Nos va a servir para contrastar el estado actual de la economía griega frente a la española. Los principales problemas de Grecia radican en su aparato productivo. Sus trabajadores se reparten entre el turismo y una administración pública ahogada en deudas. La escasa industria existente no está preparada para competir en el exterior. Si el plan de choque del BCE consigue revitalizar la demanda europea, la economía griega apenas se beneficiará. Tampoco hemos de esperar milagros de un tercer rescate financiero al no afrontar los problemas de fondo.
También la economía española muestra deficiencias desde el lado de la oferta, pero nada que ver con lo anterior. Su especialización en turismo y construcción no impide que haya muchas industrias y servicios financieramente saneados y capaces de competir en el exterior. Ellas se aprovecharán de la recuperación europea y derramarán sus beneficios sobre el resto de la economía española. Los mecánicos que han trabajado con denuedo en la puesta a punto del motor del coche merecen la gasolina del BCE y un aplauso colectivo.
La Tribuna de Albacete (09/02/2015)