lunes, 2 de febrero de 2015

Deudas de quita y pon

El riesgo a evitar es que la condonación aliente a los gobiernos 
a seguir endeudándose de forma irresponsable

El alcohol deja resaca; el crédito, deuda. El servicio de la deuda, sobre todo en épocas de crisis, se convierte en una losa para la recuperación económica. La losa degenera en trampa cuando los deudores se ven obligados a refinanciarse aceptando plazos cada vez más cortos y tipos de interés cada vez más altos.
Los griegos saben mucho de estas cosas. La Izquierda Radical griega (Syriza), flamante vencedora de las recientes elecciones generales, lo anunció y lo ha cumplido. Su primera decisión ha consistido en solicitar la condonación de su deuda soberana o, al menos, una quita sustancial. Si yo fuera el coordinador de ese tridente formado por la UE, el BCE y el FMI, tomaría la propuesta en serio. Puede ser la solución menos costosa para todos. El riesgo a evitar es que aliente a los gobiernos a seguir endeudándose de forma irresponsable, sabedores de que al final alguien vendrá en su ayuda. Esta sería mi propuesta.
El BCE podría absorber todo o parte de esa deuda a modo de un crédito blando a devolver libre de intereses tras un periodo de carencia. A los banqueros alemanes y franceses, que prestaron esa cantidad a tipos desorbitados, el BCE les pagaría regularmente un interés similar al del bono alemán. Lo que no es de recibo es prestar al 16% y escurrir el bulto cuando aparece el riesgo de impago.
Los gobiernos europeos que no precisaran de una ayuda similar podrían solicitar del BCE un premio por buen comportamiento, en forma de créditos blandos a devolver a largo plazo y a un interés mínimo. Requisito: que este dinero se invierta en actividades que generen empleo y tengan efectos multiplicadores sobre otros países. No se preocupen por el dinero. El BCE agradecerá ideas como ésta que le ayuden a colocar el billón de euros que puso sobre la mesa hace un par de semanas.
Lo más significativo de nuestra propuesta es que lejos de diluir el principio de responsabilidad financiera, lo refuerza. El Gobierno griego experimentará, sin duda, un gran alivio . Pero, mientras lo celebran, más de un ministro musitará: “¡Lástima de no haber tenido unas finanzas saneadas! Nos hubiera permitido recibir ahora créditos millonarios para impulsar el crecimiento de la renta y el empleo”.

 La Tribuna de Albacete (02/02/2015)