lunes, 2 de junio de 2014

La excavadora

Un aviso para mis lectores habituales. A partir de hoy mi columna semanal aparecerá los lunes en la tercera página de "La Tribuna de Albacete". El espacio se reduce a la mitad.   


Tengo sobre mi mesa tres fotos tomadas la semana pasada en el barcelonés barrio de Sants. En la primera aparece una excavadora dispuesta a demoler el edificio Can Vives que llevaba 17 años “okupado”. En la segunda, la excavadora en llamas. En la tercera, adornada con guirnaldas a la sombra de una pancarta que reza: “poder popular”. No voy a valorar los argumentos a favor y en contra del mensaje implícito en cada foto. Sólo deseo recordar que, en nuestra civilización, el poder popular se expresa a través de las urnas y se ejerce respetando los procedimientos legales.
La esencia de esta civilización occidental se condensa en las primeras palabras de nuestra  Constitución: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho”.  Estado de Derecho: Tanto las administraciones como los administrados, tanto los políticos como los ciudadanos, estamos sujetos a las leyes, que, a su vez, han de respetar los derechos fundamentales del ser humano y otros principios consagrados en el texto constitucional. Entre ellos se encuentra el derecho a la propiedad privada, garantía de seguridad y libertad personal. Estado social: En atención al bien común, los poderes públicos están legitimados a limitar los derechos del propietario,a través de  normas del rango apropiado. Estado democrático: Las normas que regulan los derechos y límites de los propietarios han de ser aprobadas en el seno de unas instituciones democráticas integradas por los representantes del pueblo elegidos en las urnas.
Cada uno de nosotros tiene tantas razones para indignarse como personas existen en el mundo, empezando por sí mismo. Pero nadie está autorizado a expresar su indignación con actos violentos. Mi consejo a estos indignados violentos: “Okupen” ustedes las urnas que les llevarán a las instituciones democráticas. Dicten desde allí las leyes que consideren oportunas para el bien común. Y recuerden, mientras tanto, que “okupar” propiedades ajenas y quemar excavadoras socava lo mejor que tenemos en Occidente: el Estado social y democrático de Derecho.

La Tribuna de Albacete (02/06/2014)