martes, 24 de septiembre de 2013

Carta abierta a Angela Merkel

Ya verá el alivio que siente al separar 
la política europea de la alemana


Geliebter Frau Merkel:
Ante todo mi más cordial enhorabuena por el triunfo electoral, el tercero y siempre al alza. La crisis económica se está llevando a muchos políticos. Desde 2008, el partido en el gobierno tiene pocas posibilidades de ganar los comicios que convoca pues el electorado compara sus fantásticas promesas electorales con las medidas aplicadas, que obligatoriamente llevan un sello de la austeridad. Usted prometió austeridad, distribuyó austeridad … y cosechó el 42% de los votos. A muchos les ha sorprendido; a mí no. Considero que el electorado de cualquier país es capaz de comprender los sacrificios que se le piden, incluso cuando los resultados económicos no acompañan. Lo importante es que advierta sinceridad, coherencia y sentido común en el político que se los propone.
Esta carta es para animarle a asumir el liderazgo de la UE, como corresponde a la Presidenta del mayor país europeo en población y renta.  La UE es un maravilloso proyecto en marcha que ya cobija a 28 países y 500 millones de habitantes. El riesgo de este tipo de proyectos colectivos, cuando faltan líderes con ideas claras, es que el barco se mueva a la deriva para acabar encallado en medio de la nada. No creo que sea necesario crear una Federación de Estados Unidos de Europa. Prefiero seguir con la actual confederación, en la que cada país conserva el derecho de entrar y salir (cumpliendo, lógicamente, los trámites preceptivos). Pero sea cual sea la forma de organización política del futuro, lo importante es que sea eficiente; que tenga capacidad de decidir en su ámbito de competencias y que pueda llevar adelante sus decisiones. Nada que ver con la actualidad europea. Hoy, cualquier iniciativa puede ser bloqueada por el Estado más pequeño; o incluso por los que presumen de antieuropeos. Hoy, las negociaciones se conciben como un juego de suma cero, donde cada país gana a costa de los demás.
                Giscard D’Estaign fracasó en el intento de elaborar una Constitución para la Unión Europea. Los cuatrocientos artículos del proyecto solo sirvieron para levantar todo tipo de fantasmas. Yo le animaría a liderar un proyecto de constitución a la americana. Si a ellos les bastó con siete artículos para crear una federación, la confederación que proponemos tal vez saldría adelante con cinco. El primero sería para aclarar que somos una confederación de Estados y que el que no esté a gusto puede marcharse. El segundo para constituir un parlamento cuyos miembros sean directamente elegidos por los ciudadanos europeos y cuyas decisiones sean adoptadas por mayoría. El tercero para regular al poder ejecutivo y judicial bajo el prisma de la eficiencia. El cuarto para conceder al BCE las competencias y poderes propias de un banco central. El cuarto para señalar las competencias de la UE: pocas, claras y factibles. Y el quinto para dotar de recursos propios a la UE.  Sugiero que los estados le transfieran el impuesto de sociedades. Mataría tres pájaros de un tiro: UE tendría una fuente de ingresos suficiente y flexible; los estados contribuirían en proporción a los beneficios que reciben de la UE (medidos por los beneficios de sus empresas); se evitaría la competencia desleal entre los países europeos para atraer empresas.
        Soy consciente que los temas fiscales y económicos se prestan a agravios comparativos. Ha sido una de las patatas calientes de la campaña electoral, no tanto por las diferencias entre los partidos alemanes, como por las ampollas que levantaban en el resto de Europa. Usted, con el lenguaje simple y directo que le caracteriza, ha advertido que los alemanes no estaban dispuestos a pagar los platos rotos de la crisis; ni  a que se mezclara el bono alemán con los emitidos por gobiernos sin credibilidad alguna. Dentro de cuatro años, si la Constitución que propongo va adelante. Ni usted ni los alemanes tendrían que ocuparse por estas cosas. Serían problemas de la UE, a resolver con los recursos y medios jurídicos que le hemos dotado.
                Ya verá el alivio que siente al separar la política alemana de la europea. Auf Wiedersehen.


La Tribuna de Albacete (15/09/2013)