Cuando la inflación se deja suelta puede comerse la
deuda, pero también la economía
Imagine que el Gobierno, a quien usted acaba de comprar un bono a 10 años, se compromete a devolverle 100 euros el año 2022 (cifra que incluye el principal y los intereses). A los precios actuales, con ese dinero usted podría comprar 100 piruletas. Pero si durante este tiempo los precios han subido un diez por cien cada año, cuando usted reciba los 100 euros sólo podrá comprar 38,5 piruletas. Casi dos tercios de la deuda se habrán evaporado a consecuencia de la inflación. El Estado (deudor) experimentaría un gran alivio; usted (acreedor) una gran pena.
La inflación ha sido históricamente
el gran aliado de los gobiernos endeudados.
Un aliado tan dócil como agradecido.
Los gobernantes no deben enfrentarse a los parlamentarios y a la opinión
pública con medidas tan impopulares como recortar gastos o aumentar impuestos. Basta conseguir que el Banco Central colabore,
directa o indirectamente, en la financiación del déficit y que eleve
paulatinamente la tasa de inflación fijada como objetivo de la política
monetaria.
Si así de sencillo es, ¿por qué
no damos vía libre a la inflación para que se coma la deuda que tanto mal está
haciendo a nuestra economía? –Por los
peligros e injusticias que encierra. Diluir
el problema de la deuda con inflación es tan peligroso como jugar con
fuego. Cuando los ciudadanos se percaten
que el dinero que están atesorando es ficticio, empezarán a desconfiar de él, se
precipitarán a cambiarlo por bienes o divisas fuertes y el precio de estos se
disparará. Esto es lo que pasó en la
República de Weimar (1919-1933) que desembocó en el nazismo; de ahí la
reticencia de los alemanes a todo lo que suene a inflación. Esto es lo que ha pasado en la segunda mitad
del siglo XX en varios países latinoamericanos cuyas monedas han acabado
perdiendo toda credibilidad y soportar tipos de interés prohibitivos. No hay que descartar que la inflación se
dispare mañana en los Estados Unidos y en Gran Bretaña donde el ritmo de
crecimiento de la masa monetaria ha sido muy superior al de la riqueza
real. Mientras los dólares y las libras
sigan atesorados no hay peligro. Pero ¿y
si la gente empieza a desconfiar en su valor y tratan de desprenderse de ellos
al precio que sea?
Los efectos distributivos de la
inflación tienen mucho de aleatorios y poco de justos. La inflación beneficia a los deudores a costa
de los acreedores. Entre los acreedores
de la deuda pública española se encuentran los grandes bancos alemanes y
franceses, amén de los fondos norteamericanos.
Muchos verán con buenos ojos que estas instituciones asuman parte del
coste de una crisis que ellos contribuyeron a crear. Pero entre los acreedores también se encuentran
millones de familias que invirtieron sus pequeños ahorros en deuda pública ya
sea de forma directa, ya a través de fondos de inversión y planes de
pensiones.
A decir verdad, los médicos que
hoy recetan inflación están pensando en algo diferente. Aplicarían la medicina en dosis menores y más
localizadas. Proponen, en concreto, que
Alemania y otros países del norte de Europa con un superávit crónico en su
balanza de pagos, eleven la tasa objetivo inflación del 2 al 4 por cien. El diferencial inflacionista con los países
del sur de Europa les permitiría a estos aumentar sus exportaciones, que son
fuente de empleo, renta e impuestos. Esto
suena bien sobre el papel, ¿pero serán los efectos tan inmediatos y fuertes
como pretenden? ¿Y cómo reaccionará
China? Tal vez aprovechará el
diferencial inflacionista para conquistar el único mercado que le falta, el de
maquinaria de alta tecnología made in
Germany. Los médicos inflacionistas
argumentarán que depreciación del euro podría paliar la pérdida de
competitividad de Alemania frente al gigante asiático. El problema es que los dirigentes chinos han
aprendido a manipular el mercado de divisas y es difícil que acepten perder
competitividad por esta vía.
En resumen: cuando la inflación
se deja suelta puede comerse la deuda, pero también la economía.
La Tribuna de Albacete (23/05/2012)