martes, 13 de marzo de 2012

El cheque escolar: la mejor vacuna contra el adoctrinamiento


El asunto de la lengua vehicular 
también tiene mucho de adoctrinamiento político y de insensatez

La escuela se ha convertido en un caldo de cultivo para el adoctrinamiento ideológico y político.  Educar en valores al hijo del vecino (y futuro votante) es un reto tentador para los políticos y filósofos hiperactivos.  Estoy pensando en la asignatura de Educación para la Ciudadanía cuyo objetivo expreso consiste en difundir esa nueva moral universal que algunos iluminados descubrieron anteayer.  Pero no se vayan a pensar que la fiebre manipuladora se agota en una asignatura.  El PSOE anunció una “Educación Afectiva y Sexual” que sería obligatoria en todos los cursos, desde la más tierna infancia.   A decir verdad, nuestros hijos no están a salvo de la manipulación ideológica ni en las asignaturas más tradicionales.  Los pasajes de lectura escogidos en el libro de Lengua, por no hablar del de Historia o Ciencias para el Mundo Contemporáneo, suelen tener un sesgo ideológico y político que los niños asimilan sin rechistar.
El mejor remedio que conozco contra el adoctrinamiento es el cheque escolar.  Lo consigue de forma natural y barata, sin controles ni controladores.  Cada centro (público o privado) tiene autonomía para fijar el ideario o ausencia de ideario.  Es más, le interesa publicitarlo bien.  A su vez, cada familia es libre de escoger el centro que entienda más apropiado para la formación de sus hijos.  Si la mayoría de los padres cree que la nueva moral universal es de vital importancia para sus hijos, los centros especializados en su transmisión se llenarán de alumnos (y de financiación).  Pero si ese ideario no interesa a nadie, el centro se verá obligado a abandonar de proyecto y, posiblemente, cambiar de equipo directivo antes de quedarse sin alumnos. Lo que no parece de recibo es que el Estado cree asignaturas de contenido moralizante y obligue a los niños a cursarlas, incluso contra la voluntad expresa de sus padres.  Me da lo mismo que se llame Formación del Espíritu Nacional, Religión Católica o Educación para la Ciudadanía.  
El asunto de la lengua vehicular también tiene mucho de adoctrinamiento político y de insensatez.   Permítanme referirme a Cataluña donde viví en una época clave de mi vida y donde conservo algunos de mis mejores amigos, entre los que incluyo a sensatos catalanistas.  Si usted quiere crear un colegio inglés o alemán en Barcelona tendrá todo tipo de beneplácitos y subvenciones de la Generalitat.  Es posible que los primeros matriculados sean los hijos de destacados miembros del Gobierno nacionalista, a quienes, de puertas afuera, solo les interesa el catalán.  ¡Pobre de usted si se le ocurre fundar un colegio donde la lengua vehicular sea el castellano!  No le darán la autorización por más artículos de la Constitución y sentencias del Tribunal Supremo que cite.  La semana pasada el TSJC de Barcelona tuvo la osadía de interpretar que aquella sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a la Generalitat a asegurar la docencia en castellano, sólo regía para las dos familias que tuvieron el valor de saltar todas las vallas del sistema judicial.
El cheque escolar vuelve a ser la mejor vacuna contra estos atropellos a la libertad y al sentido común.  En la futura ley de Educación en Libertad, el Gobierno español debería garantizar en todo el territorio nacional la libertad de crear y organizar centros educativos;  a las familias la libertad de elección de centro.  Los gobiernos autonómicos seguirían conservando su competencia para fijar los contenidos mínimos en las materias troncales. Todo lo demás, incluido la lengua vehicular de la enseñanza formaría parte de la autonomía educativa del centro.  Ni el catalán ni el castellano deberían salir perdiendo pues, como hemos dicho, las autoridades educativas pueden fijar unos niveles lingüísticos tan altos como se quiera.  
Los defensores del cheque escolar estamos tan convencidos de su éxito académico que aceptaríamos una disposición transitoria del siguiente tenor: “Si a los cinco años de implantación del cheque escolar los alumnos no saben más castellano y más catalán, se volverá al sistema antiguo”.

La Tribuna de Albacete (14/03/2012)