domingo, 16 de junio de 2024

Togas sin rostro

 Los ataques que está recibiendo en España la independencia del poder judicial hacen temer la caída de todo el edificio constitucional, y la seguridad jurídica que nos permite funcionar como sociedad. A diferencia de otros problemas, la solución de este es relativamente sencilla. Basta con tomarse en serio los principios constitucionales y apostar por la vía que mejor los garantiza.

El capítulo VI de la CE aclara que jueces y magistrados están sometidos al imperio de la ley y sólo a la ley. Sus sentencias aplican la ley vigente y aseguran su cumplimiento. Al artículo 122 organiza el gobierno de los jueces a través del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que consta de 20 miembros. Los doce primeros los escoge el propio Consejo. Los ocho restantes los elegirán, a partes iguales, el Congreso y el Senado, por mayoría de 3/5.  

La Ley del Poder Judicial de 1985, propuesta por Felipe González, dio un paso más allá de la CE. Congreso y Senado pasaron a elegir directamente los 20 miembros del CGPJ. Con el deseo de acercar la justicia a la sociedad, se fomentaron las asociaciones de jueces. A semejanza de los partidos políticos, unas se declaran “progresistas”, otras “conservadoras”. Durante los primeros años no hubo conflictos serios. Los partidos eran suficientemente sensatos como para proponer jueces de perfil técnico que fácilmente conseguían el beneplácito del partido rival.

El sistema dejó de funcionar tras la politización institucional y la extrema crispación. Urge vencer el círculo vicioso en el que nos hemos metido.  Para recuperar el valor de la independencia judicial ,nuestra primera reforma sería prohibir las asociaciones de jueces; les anima a politizarse. La segunda reforma se centra en el CGPJ. Éste nombraría, por sorteo, a 12 jueces que cumplan los requisitos legales y manifiesten su interés en asumir nuevas responsabilidades. Como resultado del mismo sorteo, presentaría al Parlamento otros tantos jueces para que cada Cámara consensúe los cuatro que le corresponden. Si no son capaces, peor para los políticos. El CGPJ seguirá funcionando con los 12 jueces elegidos a sorteo.

“Togas sin rostro”. Esta es la condición necesaria y suficiente para asegurar la independencia del poder judicial.  

La Tribuna de Albacete (17/06/2024)