lunes, 11 de marzo de 2024

Dura lex, sed lex

 “El hombre es un animal político”. Si el autor de esta frase, Aristóteles, contemplara la situación española añadiría: “Y bien que se lo pasan algunos haciendo todo tipo de animaladas”.

El caso Koldo nos ha mantenido entretenidos las últimas semanas. Los contrapoderes del partido gobernante (oposición, policía y jueces) harán bien en restregar hasta depurar todas las responsabilidades. Pero no nos despistemos. Lo verdaderamente trágico en la tragicomedia española es que estamos asistiendo a un golpe de estado perpetrado por el propio gobierno de la nación con la ayuda de las instituciones que previamente ha colonizado. El Gobierno dice que la conciliación nacional bien vale la ley de amnistía redactada por los propios secesionistas. No quieren oír la advertencia de Junts: “La amnistía es un paso hacia la plena independencia. No nos importa disgustar a la mitad de la población catalana y al 90% de los españoles de las restantes comunidades autónomas”.

Lo que más me sorprende del último episodio de la tragicomedia española son las tragaderas del Gobierno para aceptar todo lo que les pide el prófugo Puigdemont, amén del silencio cómplice de los diputados y votantes socialistas. Si tan convencido está el PSOE de la bondad de las propuestas de los secesionistas, debieran atreverse a reformar la Constitución siguiendo los trámites previstos en sus artículos 167 y 168. Ya sé que son preceptos muy exigentes. Pero esa exigencia es, precisamente, la que protege el actual estado de las autonomías frente a sus detractores. Y la que impedirá que al día siguiente de declarar la independencia de Cataluña, una parte de su territorio (digamos el área metropolitana de Barcelona) decida escindirse de la República catalana.   

“Dura lex, sed lex”. La ley es exigente, pero nos protege a todos cuando a todos nos obliga. 

La Tribuna de Albacete (11/03/2024)