domingo, 25 de febrero de 2024

El cuarto poder: mass media

 

Montesquieu nos enseñó que un Estado democrático de Derecho no puede funcionar sin la independencia de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. En el siglo XX descubrimos que había un cuarto poder en la sombra: los medios de comunicación de masas (mass media, MM). La repetición continua de una noticia (verdadera o falsa) penetra en la mente de los ciudadanos hasta hacerles cambiar de opinión y voto.

Algunos consideran innecesario añadir un cuarto poder a la trilogía clásica. Discrepo. Cuantos más poderes compensen al partido gubernamental, mejor.

 Otros coartan la libertad de los MM bajo la excusa de que no están sujetos al control democrático. Discrepo. El control es ejercido (y al momento) por la competencia. Ciertamente, hay medios respaldados por grupos económicos. La parte buena de internet es que las redes sociales y las plataformas online llegan hasta los rincones más alejados de la nación y penetran en todos los estratos sociales.

 A mi entender, el verdadero peligro proviene de que estos medios de información se conviertan en una vía de desinformación, a través de las fakenews y la cancelación. “Calumnia, que algo queda”. Estos abusos pueden y deben ser atajados obligando al medio a presentar en el juzgado pruebas fiables de sus acusaciones. De no hacerlo quedaría condenado a pagar una fuerte indemnización. Todo eso en dos semanas

 Otro peligro, no menos real y grave, es que el gobierno controle y manipule los principales medios de comunicación. No veo la necesidad de una televisión pública. De admitirse alguna excepción, su director no debiera ser nombrado por el gobierno. Y los programas más delicados estarían conducidos por personas independientes. La tarea no es fácil pero tampoco imposible. La BBC es una prueba.

Conclusión: bienvenido sea el cuarto poder, y el quinto y el sexto.

La Tribuna de Albacete (26/02/2024)