lunes, 12 de junio de 2023

Guerra y Paz

 Los rusos tienen fama de ser los mejores novelistas del mundo. “Guerra y Paz”, escrita por León Tolstoi en 1869, es un botón de muestra. En ella describe el día a día en el imperio ruso desde las Guerras Napoleónicas (1805-1812) hasta la Guerra de Crimea (1865-69). Por cierto, en esta guerra Tolstoi participó como soldado, y empezó a escribir la novela que nos ocupa.

 La historia nos ha sido contada como una sucesión de guerras. Los periodos de paz más parecen un armisticio para preparar un nuevo ataque. Tolstoi se singulariza por las reflexiones psicológicas, sociales, filosóficas y religiosas que extrae de tales conflictos. A su entender la historia no la impulsan un puñado de héroes; es arrastradas por las masas enardecidas. Estas se mueven al vaivén de movimientos culturales que en aquel periodo se gestaban en la corte de San Petesburgo. Allí pululaba la aristocracia rusa rebosante de tierras y deudas. Las intrigas palaciegas suministraron el combustible de algunas guerras. Había personas (con un claro perfil psicópata) que sabían crearlas y manejarlas en su favor. La guerra formaba parte de su razón de ser y de sus ingresos. Los palacios fueron también caldo de cultivo para los masones. Aunque presumieran de ateísmo pacifista, las logias masónicas crearon una nueva religión que adoraba a la Humanidad. Su misión como intelectuales consistía en manipular las masas hacia un nuevo mundo que alcanzaría la paz cuando todos pensasen como ellos.

 Las imágenes desgarradoras que nos llegan cada día desde Ucrania han traído a mi mente la novela de Tolstoi que nos sigue interpelando a ciento cincuenta años vista. ¿Hemos aprendido algo después de tantas guerras? La eliminación de Dios del horizonte humano, ¿diluye o alimenta las guerras? ¿Serán más o menos peligrosas para la humanidad las guerras del futuro? ¿Alguien se atrevería a descartar la utilización de armas nucleares que nos llevarían a la tercera (y última) guerra mundial? 

La Tribuna de Albacete (12/06/2023)