Hoy he soñado con Hermes. En la mitología griega, Hermes es el dios del comercio, protector de aventureros y ladrones, capaz de embaucar a dioses y mortales en su huida hacia el cielo. Su símbolo es el cadúceo: dos serpientes que ascienden por un palo. El máximo poder lo conseguirá quien antes toque la esfera alada que corona el bastón de mando. Esa bola simboliza la plenitud, pero también la vanidad, la presunción y la soberbia. Nadie la ha alcanzado, y de conseguirlo se desintegraría al instante. En este mundo de mortales, la plenitud es una quimera.
En mi subconsciente veía la serpiente Sánchez (me resisto a creer que sea la del PSOE) y la serpiente Esquerra Republicana, con tantas cabezas como pretendientes al trono. La primera iba una cabeza por delante. No le quedaba más remedio si quería mantener el liderato y demostrar que era él quien mandaba, obsequiaba a los buenos y castigaba a los malos. La segunda también parecía satisfecha. Podía escucharse: “Vale, tú mandas, pero no has de olvidar quién te sostiene”.
La Tribuna de Albacete 14/11/2022