En el mundo tan complejo y egoísta como el que vivimos, la primera y más importante de las funciones de un gobierno es dejar claras las reglas del juego político. Para tal fin se inventó la Constitución. La ley que fundamenta y enmarca todas las demás. Una ley que no impide ser reformada siempre que se respeten los procedimientos establecidos en la propia Constitución.
Mi primer y único consejo al actual presidente del Gobierno español es que deje claras esas normas a los políticos catalanes que pretende indultar, al conjunto de los catalanes y al resto de españoles. Muchos políticos temen la claridad. El ciudadano de a pie la reclama. A él dirijo estas aclaraciones.
Primera. La independencia política de una parte del
territorio español no puede alterarse por un referéndum unilateral. Tampoco por
un referéndum acordado entre los gobiernos catalán y español. Ni siquiera por el
Parlamento. En los dos últimos casos el referéndum dejaría de ser ilegal pero
no pasaría de ser una consulta electoral.
Segunda. La segregación territorial requiere un proceso
de reforma constitucional complejo, por afectar a una institución básica del
Estado. Tres son los pasos a seguir: (1) Disolución del Parlamento por mayoría cualificada y convocatoria de
nuevas elecciones; (2) Elaboración y aprobación de la reforma constitucional
por las nuevas Cortes Generales; (3) Consulta al pueblo español para que
refrende la reforma.
Tercera. Lo único que le puede ofrecer el líder del PSOE a los
líderes del “procés” es el apoyo a una reforma constitucional que haga posible la secesión de Cataluña. Por ejemplo, el paso a una república confederal, conde cada nación puede independizarse si así lo decide la mayoría de sus habitantes. El Brexit es el ejemplo más reciente.
Volvemos al tema de los indultos. El problema no está en su legitimidad sino en su justificación y utilidad. Carecerán de una y otra si los
independentistas no están dispuestos a acatar la actual Constitución (y sus
vías de reforma), o si el PSOE no está dispuesto a llegar a lo que piden los
independentistas: una república confederal donde cada comunidad pueda
independizarse por su cuenta y riesgo. En las condiciones actuales, los
indultos más parecen un brindis al sol. Otro brindis al sol que convierte la
vida política en un juego de pillos. ¿Quién engañará a quién?