domingo, 13 de junio de 2021

El Príncipe de Maquiavelo

 

Los derroteros de la política española me recuerdan tanto al Príncipe de Maquiavelo que no he podido resistir la tentación de releerlo. Este libro de 1513, culmen del Renacimiento italiano, lo dedicó Maquiavelo a Lorenzo de Médici. Le aconseja cómo debe gobernar su Principado y cómo extenderlo hasta lograr la reunificación de Italia. Desde la primera página deja claro que hablará de las “estrategias del poder”, no de las reglas de “filosofía moral” engendradas en la oscura Edad Media. “El fin justifica los medios”, es el resumen que ha quedado para la posteridad. La ética solo es importante si contribuye a nuestros objetivos.

El fin que debe perseguir un Príncipe que se precie de serlo no es otro que llegar al poder, mantenerse en el poder y acrecentarlo. Tal empresa no requiere virtudes ni fortunas extremas, solo “astucia afortunada”.

La virtud es importante para ganar el aprecio del pueblo, pero más importante es todavía la apariencia de virtud.  “El Príncipe debe parecer compasivo, fiel a su palabra, inocente y devoto. Y de hecho debería ser así. Pero su disposición debe ser tal que, si necesita ser lo opuesto, sabe cómo hacerlo”. Esto incluye la capacidad de mentir con tal que sepa ocultar sus mentiras, justificarlas o incluso creérselas.

La forma de ganarse a los súbditos dependerá de las circunstancias. He aquí algunos de los consejos de Maquiavelo al Príncipe: (1) Procura ser amado y temido por el pueblo; cuando estés obligado a elegir, mejor lo segundo. (2) Si deseas alcanzar el poder absoluto de forma rápida y segura, evita gobernar a través de los magistrados. (3) Convence al pueblo que necesita tus favores, especialmente en sus momentos de necesidad. (4) Evita a los aduladores, te harán dormir en los laureles; el buen Príncipe siempre ha de estar despierto y maquinando.

PD. Cualquier parecido con la realidad española es pura coincidencia.

La Tribuna de Albacete (14/06/2021)