domingo, 6 de junio de 2021

Justicia fiscal en la aldea global

 

        Si nos damos una vuelta por el centro de Albacete encontraremos carteles con este mensaje: “Cerrado porque gente como usted prefiere comprar por internet”. Para ser más precisos debieran decir: “Cerrado porque este establecimiento pagaba más impuestos que los gigantes tecnológicos de Wall Street”. 

        No estamos exagerando. El valor de capitalización de Google, Amazon, Facebook, Microsoft o Apple, cada uno por separado, supera al PIB español. Sin embargo, apenas pagan impuestos y su exigua contribución se concentra en Irlanda, donde el impuesto sobre beneficio de sociedades (IBS) es más bajo. En los últimos meses España y otros países europeos han osado proponer la llamada “tasa Google”. La reacción de EE. UU. Ha sido fulminante: las exportaciones a Norteamérica de los países rebeldes serán penalizadas con altos aranceles.  

          ¿Es posible conseguir un mínimo de justicia fiscal en nuestra aldea global? El panorama ennegrecía por momentos. El sábado 5 de junio se hizo la luz. El G7 aprobó que el 20% de los beneficios de las multinacionales se consideren generados en los países donde operan, no en su domicilio fiscal. Para evitar la competencia fiscal entre estos países, todos impondrán una tasa mínima del 15%. Hoy, en Irlanda el tipo del IBS es del 12,5%; en España el 25%.

             Aunque para algunos esta cifra sepa a poco, hay que reconocer que es un primer paso hacia la coordinación y la justicia fiscal en una economía globalizada. Otros se lamentarán de que los nuevos impuestos subirán el precio de nuestras compras por internet. De eso se trata: que los consumidores paguemos el “precio de producción”, donde va incluido el beneficio y los impuestos.

Espero con elusión el día de que los establecimientos comerciales de Albacete exhiban un nuevo cartel “Volvemos a abrir, una vez que se ha obligado a los gigantes de internet a pagar impuestos y a poner en nómina a los repartidores”.

La Tribuna de Albacete (07/06/2021)