domingo, 19 de abril de 2020

Renta básica


                Así imagino las campañas electorales de la próxima década. Partido X: “¿Le gustaría despertarse el día 1 de cada mes con 1000€ en su cuenta corriente?”. El partido Y le reprochará su tacañería: “¿Y por qué no 2000€? Están hablando de la renta básica (RB): una subvención generalista, permanente y no condicionada. Todos reciben el mismo dinero periódicamente y pueden hacer con él lo que quieran. La única diferencia es que, a fin de mes, Hacienda retendrá 3000€ a quienes tengan un trabajo bien remunerado; para los parados, en cambio, la RB coincidirá con la renta disponible.
                En el referéndum suizo de 2016, los ciudadanos rechazaron una propuesta de RB de 2250€ mensuales. En la mente del 78% de la población que votó NO, latía este presentimiento: “Para qué hacer experimentos tan arriesgados, con lo bien que nos va ahora”. A los españoles nos va el riesgo y ya estamos engrasando la rampa de lanzamiento. La RB aparecía en el programa conjunto del PSOE y UP (diciembre 2019). El actual ministro de Inclusividad y Seguridad Social (el albaceteño J.L. Escrivá Belmonte) había diseñado un programa de RB como presidente de la autoridad fiscal (AIReF).  Por la presión de UP, está dispuesto a ponerlo en marcha en unas semanas, con un gasto mensual de 5500 millones de euros, limitado a los hogares más vulnerables.
                Sr. Ministro, no mezclemos churras con merinas. “Hoy, ayudas de emergencia; mañana ya discutiremos sobre la RB”, ha advertido Luis Ayala, otro experto en temas de igualdad que fue profesor de la FCEE de Albacete. Cuando llegue ese momento, no hemos de olvidar la opinión unánime de los promotores de la RB: o la aplicamos íntegramente (renta generalista, permanente e incondicionada) o será más de lo mismo; seguiremos aumentando el peso del sector público a costa de la iniciativa privada.
El quid de la cuestión es si el despertador que suene el 1 de cada mes animará a los trabajadores a saltar de la cama para añadir un sueldo a la RB, o justificará otra cabezadita siendo que ya tienen asegurado el pan. Por lo que respecta a los empresarios-empleadores, el dilema es otro: ¿les animará a invertir más pues la demanda fluye con más facilidad o acabarán cerrando la persiana bajo la presión asfixiante de los impuestos? Si se impone la segunda de las dos alternativas, no hay que descartar el peligro de una escalada inflacionista que acabaría destruyendo la economía de mercado y el estado del bienestar que tanto nos ha costado construir.