domingo, 17 de noviembre de 2019

España en dos anécdotas


De mi paso, como estudiante, por los Estados Unidos, guardo dos anécdotas que me gustaría compartir con mis lectores de la Tribuna de Albacete. A ver si entre todos encontramos alguna luz que nos permita salir del túnel en el que nos hemos metido.
En una tutoría me preguntó la profesora, “¿Cómo vivió usted la represión franquista?” –Pues mire, respondí, represión, lo que se dice represión, yo no la sufrí. –Me desconcierta que casi todos mis estudiantes españoles hablen de la “dictablanda franquista”, espetó ella. Yo me sentí obligado a matizar: “Verá usted, yo hablaba a título personal, el de un joven de un pueblo perdido en el Pirineo. Imagino que si preguntara a un estudiante de Madrid o Barcelona afiliado a un partido comunista o independentista, le daría muchos ejemplos de represión”. La respuesta de la profesora me desconcertó: “Por favor, no mezclemos las cosas. Si se trata de partidos marxistas e independentistas, que atacan al núcleo de la economía, la nación y la democracia, por supuesto que estamos obligados a defendernos”.
Segunda anécdota. Los americanos estaban revisando su sistema sanitario (privado) y miraban a España como un posible ejemplo a seguir. Un profesor me preguntó: “Pero los médicos en España, ¿son funcionarios o no?”. –¿Qué entiende usted por “funcionarios”?, pregunté para disimular mi ignorancia. –Quienes tienen siempre asegurada la misma paga, tanto si se matan a trabajar como si no dan un palo al agua.
A día de hoy me parece mejor una Constitución como la española que admite todo tipo de partidos, sea cual sea su ideología. Eso sí, dentro de un Estado democrático de Derecho que nos permite cambiar la Constitución siguiendo las reglas de juego allí establecidas. Sobre el segundo tema. Considero la nacionalización una buena opción en sectores como la sanidad, las pensiones… y punto. ¡Pobres de nosotros si convertimos España en una nación de funcionarios!
La Tribuna de Albacete (18/11/2019)