lunes, 22 de enero de 2018

Tabarnia


                Cuando coincido con algún independentista, con el ánimo de quitar hierro al asunto, limito mi intervención a una pregunta. “¿Qué responderías tú a la delegación de una provincia, comarca, área metropolitana o municipio que reclama la independencia respecto al resto de Cataluña?” Advirtiendo el apuro de mi interlocutor, añado: “Piénsalo con tranquilidad y cuando tengas una respuesta, me la cuentas. Sólo has de saber que yo te responderé con tus propias palabras cuando reclames la secesión de Cataluña respecto al resto de España”. Nunca tuve una respuesta cerrada a mi pregunta. Tal vez la consideraban irrelevante. ¿Para qué molestarse en responder a problemas que nunca llegarán?
¡Y de pronto emerge Tabarnia en el mapa de Cataluña! Tabarnia pone en evidencia que la sociedad occidental y el estado de derecho donde se apoya, amenaza ruina si cada región se arroga el derecho a independizarse a las bravas. Tabarnia es un espejo que afea al independentismo. Un eco que te ataca con sus propios argumentos. “Independicémonos de la Cataluña interior que nos roba a base de subvenciones”.  “Apartémonos de los anti demócratas que no se atreven a autorizar a los tabarneses un pacífico referéndum de secesión”. Y así sucesivamente.
Lo mejor de los tabarneses es su sentido del humor. ¡Dios se lo conserve! Las autoridades, sin embargo, están obligadas a dialogar y a tomar decisiones serias. Nada de veleidades. Si yo estuviera en la Generalitat diría a los independentistas tabarneses. “Cuando vuestra delegación represente el 75% de los ciudadanos del territorio, nos sentaremos a debatir”. Si yo estuviera en el Gobierno de España diría a los independentistas catalanes: “Cuando vuestra delegación represente el 75% de ciudadanos de Cataluña, nos sentaremos a debatir”. Mientras tanto, disfrutemos de lo mucho que nos une.             

 La Tribuna de Albacete (22/01/2018)