Más injusto me parece ver a
mileuristas sustentando a sus acaudalados padres
Volvemos al
tema de las pensiones. Habremos de hacerlo recurrentemente pues un sistema de
reparto, como el vigente en España y en casi todo el mundo, solo es sostenible
si se adapta periódicamente a cambios estructurales en la dinámica de la
población. En principio, la hucha de las pensiones habría de bastar para
solucionar los problemas coyunturales, digamos la reducción del número de
cotizantes en la parte baja del ciclo económico. Esa hucha no puede resolver,
empero, los desequilibrios permanentes o estructurales asociados a la mayor
longevidad de los jubilados y/o al encarecimiento de la pensión media. Esto es
lo que ha pasado en España cuando han empezado a jubilarse personas que por
llevar toda su vida cotizando tienen derecho casi al 100 por cien de un salario
históricamente elevado.
A mi
entender, la solución lógica pasa por ajustar el porcentaje del salario a
percibir por los pensionistas. Para evitar el oportunismo político, convendría
pautarlo por décadas. Un comité de expertos daría su recomendación, digamos:
“en la próxima década el porcentaje medio de pensión pasará del 90 al 80 por
cien del salario de los cinco últimos años laborales”. La recomendación debería
ser aprobada por el Parlamento. En caso de rechazarla, habrían de buscarse nuevos
encajes con una restricción fundamental: la viabilidad a medio plazo del
sistema de seguridad social.
Nos parece más
eficiente que el resto de soluciones que se están barajando. Elevar la edad de
jubilación implica reducir los puestos de trabajo disponible para nuestros
hijos. Aumentar la cotización a trabajadores y empresas, significaría un nuevo
recorte del salario disponible y un freno adicional a la contratación laboral. En
un país con 20% del paro estas propuestas deberían quedar descartadas de
antemano.
El tema de las pensiones es un
terreno abonado al populismo. “¡No consentiremos tamaña ilegalidad e
injusticia!”, claman algunos. El ajuste que proponemos no sería ilegal si los
trabajadores-cotizantes saben que el porcentaje del salario que percibirán al jubilarse
puede ser reajustado por el Parlamento al alza o a la baja, dentro de ciertos
límites y asegurando el mínimo de subsistencia para todos. La injusticia no veo
donde localizarla. Más injusto me parece que las nuevas familias jubiladas
perciban una pensión superior a tres mil euros mientras sus hijos disponen de la
mitad de esa cifra para sustentar una familia de cuatro miembros, pagar la
hipoteca y costear las pensiones de sus padres.
La Tribuna de Albacete (21/11/2016)