domingo, 3 de julio de 2016

Miedos razonables

Hay miedos irracionales que nos impiden avanzar 
y miedos racionales que nos libran del precipicio


        Los de Podemos atribuyen su batacazo electoral a un ataque de miedo. “Pero el miedo es irracional y pasajero. Acabarán votándonos”, concluyen. ¡O no! Hay miedos profundamente racionales y razonables. Los antecedentes ideológicos y prácticos de los líderes de Podemos son suficientes para amedrentar hasta a los más indignados.
          Sus raíces ideológicas se hunden en el marxismo-comunismo. Desde esas premisas asesoraron al presidente venezolano, Hugo Chávez, con los resultados que hoy tanto nos duelen al conectar el telediario: hambre, corrupción y represión. Podemos debe ser el único partido en el mundo que no se atreve a criticar al régimen venezolano. Teme que se despierte la lengua de Maduro y empiece a proferir verdades comprometedoras. A más de un español le debió aterrar la idea de que su futuro Presidente pudiera acabar procesado por el inminente gobierno democrático de Venezuela.
          Podemos se abrió paso denunciando la corrupción de la casta política española. No le faltaban datos. Sí profundidad y perspicacia para comprender que la corrupción de los políticos guarda relación directa con la cantidad de recursos que manejan y la discrecionalidad permitida. Progres como son, desean solucionar todos los problemas con más estado, más dinero y más discrecionalidad. Y dan por supuesto de que sus hombres sabrán nadar sin mojarse. Un argumento tan pueril como peligroso que la mayoría de los españoles ha detectado a tiempo.
         El mayor caladero de votos de la formación morada radica en Cataluña y el País Vasco a quienes prometieron sendos plebiscitos de autodeterminación. Sus líderes madrileños confían que el pueblo votaría NO y se acabarían para siempre el problema del independentismo (cerrando los ojos a lo que ha ocurrido en Quebec y Escocia). José Mota preguntaría ¿y si SÍ? Dos días de Brexit fueron suficientes para despertar a algunos electores del sinsentido de un referéndum separatista, a estas alturas de la historia.
            Tras las elecciones de diciembre 2015, cuando los líderes de Podemos comprobaron que tenían posibilidades de formar gobierno, se pusieron la piel de cordero. Ya no eran comunistas sino socialdemócratas. Su referencia pasó a ser la rica Suecia en vez de la pobre Venezuela. La ocupación de propiedades ajenas y los escraches, que han dado vida a muchos militantes, nunca jamás serían necesarios… La nueva estrategia alimentó ciertas suspicacias sobre el Gobierno revolucionario. ¿Qué podemos esperar de un partido que se cambia de chaqueta con tanta facilidad? Además de cambiar el nombre de las calles, ¿aportaría alguna novedad sustancial sobre los programas de los dos partidos mayoritarios?
          Hay miedos irracionales y miedos racionales y razonables. Miedos que nos bloquean e impiden avanzar y miedos que nos libran del precipicio. ¡Ojalá encontremos una sociedad profunda capaz de discernir unos y otros.
La Tribuna de Albacete (04/07/2016)