lunes, 18 de abril de 2016

Paraísos fiscales

La transparencia es el remedio 
más simple, barato y efectivo contra la corrupción

Hasta que se publicaron los “Papeles de Panamá”, nadie había oído hablar de la sociedad de sociedades financieras, Mossak Fonseca. Hay miles como ellas. Atraen, protegen y rentabilizan los ahorros de quienes huyen de la vorágine fiscal de sus gobiernos. Y, haciendo gala de la discreción bancaria, ocultan los nombres de los propietarios, la mayoría de los cuales invierte bajo la cobertura de una entidad fantasma. Los documentos filtrados hace unos días por un grupo de periodistas ponen a la luz los nombres de estos propietarios o de los amigos que prestaron su firma. Los hay de todas las condiciones y colores; el único factor común es “exceso de liquidez”, no saben dónde guardar tanto dinero como tienen.
“Nada ilegal hemos hecho”, dicen todos los implicados. Esto habrá que verlo. Porque los paraísos fiscales no solo protegen a ricos que desean un lugar seguro para ahorros previamente declarados a Hacienda. Esconden también a quienes evaden impuestos y a quienes blanquean dinero procedente de actividades delictivas.
Los paraísos fiscales se sostienen por la hipocresía. Me recuerdan a las legislaciones que prohíben la prostitución pero toleran los prostíbulos como mal menor. Gran Bretaña utiliza sus colonias (con nombres tan paradisiacos como “Islas Vírgenes”) como plataforma para esta modalidad de “banca a la sombra”. Estados Unidos no tiene problema en tolerar que un edificio en Delaware albergue a 217.000 sociedades financieras. Ahí se dirige la mayoría de las inversiones “off shore” de nuestras empresas del IBEX, los buques insignia de la economía española.
                En el mes de mayo se celebrará un congreso en Londres para controlar los flujos internacionales de capitales. La fecha estaban fijada antes de los Papeles de Panamá pero pueden ser una oportunidad para transformar en medidas vinculantes la indignación que su filtración ha generado. Como siempre, la fragmentación política de una economía globalizada es el principal escollo para llegar a una solución operativa. Que no sea una excusa. Así como la participación en el comercio internacional de mercancías obliga a la aceptación de los acuerdos de la OMC, las instituciones que acojan capital internacional también debieran aceptar ciertas normas. La primera, dejar claro el nombre de las personas que hay detrás de todas y cada una de las sociedades registradas. La transparencia es el remedio más simple, barato y efectivo contra la corrupción.
La Tribuna de Albacete (18/04/2016)