domingo, 10 de abril de 2016

Amoris laetitia

La alegría del amor  construido y reconstruido 
cada día en cada hogar

                Con los tiempos y las ideologías que corren no parecía fácil llegar a un documento de consenso sobre la familia, ni siquiera entre el clero católico. El Papa Francisco fue valiente para pedir la opinión de los católicos de a pie. Los obispos debatieron ese material en un par de sínodos. Ahora, a dos años del primero, el Papa resume las conclusiones desde su óptica personal. “Amoris laetitia” es el título elegido para su exhortación apostólica.
                El Pontífice ha sabido escapar de la tentación casuística y pone el acento en la “Alegría del amor” que debe ser construido y reconstruido cada día en cada hogar. La función del magisterio, dice, no consiste en ofrecer soluciones permanentes y cerradas que contemplen todos y cada uno de los casos posibles para separar a buenos y malos. Lo importante es recordar a todos la belleza y la alegría del amor humano que se aprende y cultiva en la familia. Para asegurarlo hay que sentar las bases y los medios: el amor entre hombre y mujer, exclusivo, fiel y perenne, orientado a la procreación y educación de los hijos, así como a la ayuda mutua. ¿A qué pareja de novios no le entusiasma este ideal? ¿Habrá alguna que prefiera firmar una relación pasajera hasta encontrar otra persona más atractiva?
                El Papa, que es muy realista, no ignora la fragilidad del ser humano. La Iglesia ha de ayudar al hombre de carne y hueso a suplir la falta de frutos de amor sembrando más amor y a levantarse cuando cae. Aquí empiezan los problemas doctrinales que, por lo visto eran los únicos que preocupaban a algunos de dentro y fuera de la Iglesia. ¿Qué hacer con los divorciados que se han vuelto a casar? ¿Pueden recibir la comunión? El Papa les recuerda que la Iglesia está a su servicio y cuenta con su colaboración y que, si de verdad desean comulgar para cumplir mejor sus obligaciones familiares, se acerquen a un sacerdote quien valorará la seriedad del deseo y el momento oportuno. 
        ¡Sabia decisión! ¿Por qué gastar las energías buscando soluciones generales a problemas particulares y anecdóticos? Lamentablemente, los divorciados que desean reconstruir su vida cristiana son tan pocos que bien pueden ser atendidos uno por uno. Lo importante es ayudar a los millones de esposos que desean educar mejor a sus hijos y profundizar en su amor para que no se agoste ni en tiempos de sequía.
La Tribuna de Albacete (11/04/2016)