lunes, 4 de abril de 2016

Brexit

Y dejen de poner palos a las ruedas del carro europeo

El referéndum británico sobre el SÍ o el NO a la UE, está a la vuelta de la esquina: 23 de junio de 2016. La campaña pone en evidencia dos factores comunes a todo proceso separatista. Observamos, por una parte, que el esfuerzo propagandístico es mucho mayor en los que toman la iniciativa, los separatistas. Constatamos, por otra parte, que esta propaganda se simplifica en una idea tan simple como falaz: “A las ventajas que ahora disfrutamos añadiremos otras muchas, sin coste alguno”.
Los partidarios del Brexit dan por supuesto que seguirán disfrutando de un mercado único de 500 millones de habitantes, el mayor del mundo. Que gozarán de las magníficas infraestructuras europeas sin pagar nada. No como ahora que, por el mero hecho de ser más ricos, tienen un saldo negativo con la UE. Y que podrán controlar la entrada y salida de emigrantes según sus intereses. Noruega y Suiza son sus referentes para demostrar que fuera se vive mejor.
A los euroescépticos británicos habrá que recordarles que siempre han tenido abierta la puerta de salida. No podía ser de otra manera en una confederación, que eso es la UE. Hasta ahora se les ha permitido abrir algunas ventanas como la autoexclusión del euro y de las políticas sociales europeas.  Si no son suficientes, posiblemente habrá que animarles a que crucen la puerta de una vez por todas y dejen de poner palos a las ruedas del carro europeo.
Se les recordará también que al salir dejan el mercado común europeo y habrán de solicitar un nuevo proceso negociador, de final incierto. Si desean un régimen parecido a Noruega y Suiza han de saber que en estos países el libre comercio de bienes les obliga a aceptar la libre circulación de personas.
La UE debe dejar claras las consecuencias de la separación. No puede tratar de la misma manera a quienes aceptan derechos y deberes que a quienes solo reclaman derechos. De no hacerlo, el Brexit tendrá muchos imitadores. La UE y cada uno de sus estados acabarían desintegrándose. Cada país, cada región, cada ciudad podría vivir mejor si le dejaran independizarse… y el resto del territorio aceptara sumisamente repartir los mismos gastos entre menos contribuyentes.
La Tribuna de Albacete (04/04/2016)