Una jungla de rencillas atávicas,
envidias inconfesables y orgullos rídículos
El viernes pasado tenía dos alternativas: Ver
en la televisión la segunda ronda del debate de investidura o asistir a un
musical. Me decidí por la segunda opción que, por basarse en los cuentos
infantiles del Dr. Seuss, se titulaba “Seussical”. El amigo que me invitó al
musical se comprometió a resumirme el debate parlamentario.
La
historia se desarrolla en la selva. Los protagonistas (si puede emplearse esta
palabra) son un gato fantástico (the cat in the hat) y una niña rompedora (Jojo).
Los canguros son los típicos liantes que les gusta enfrentar a todos contra
todos. La envidia corroe a los pájaros. Gertrude desea tener una cola tan
grande como alguno de sus compañeros. Consigue la poción mágica y ahí empiezan
sus problemas: nunca más pudo levantar el vuelo.
Horton es un
elefante que rezuma bondad y sentido común. Buscando ayudar a los demás es
objeto de sus mofas y escarnios. Amazing
Mayzie le pide que cuide de su huevo mientras ella se da a la fuga. Desde el
nido, cuidando del huevo de Mayzie, Horton no se cansa de dar buenos consejos a
quien se los pide. Le preocupan las personas. El estribillo que más repite (y
ha quedado grabado en mi mente) reza así: “A person is a person, no matter how
small”. Creo que no hace falta traducirla.
Como
hemos dicho, Jojo es una niña con un poder extraordinario: es capaz de pensar.
Sus pensamientos desentrañan las raíces de los problemas y descubren soluciones originales. ¡Lástima que la jungla deteste los razonamientos profundos y
disfrute con la sangre, los chismes y el espectáculo. De ahí ese circo que
irrumpía en escena cuando menos te lo esperabas.
Al
final del musical, del huevo cuidado por Horton salió un elefante volador. Un
ser tan extraordinario, ¿sería capaz de poner orden en esa jungla de rencillas atávicas,
envidias inconfesables y orgullo ridículo?
Al día siguiente comenté a mi amigo que me había
gustado el musical por las canciones, los bailes y el colorido. Los temas, en
cambio, me parecieron demasiado disparatados como para captar un argumento.
Para consolarme me dijo que el debate de investidura adolecía del mismo defecto pero sin presentar nada digno de elogio: mala comedia con mucho ruido y pocas nueces. Él pasó el tiempo tratando de
asociar a los líderes de los partidos con los personajes del Seussical. No encontró a nadie a quien asignar los papeles de Jojo y Horton.
La Tribuna de Albacete (7/03/2016)