lunes, 15 de diciembre de 2014

Robin Hood y su política económica

¡Viva Robin Hood!, 
pero mejor no darle motivos de vivir entre nosotros

A todos nos han entusiasmado las aventuras de Robin Hood, aquel mítico arquero de la Inglaterra del siglo XV, que robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Vale como historieta. Pero, ¿habrá algún partido político que se atreva a incluir en su programa los fines y medios de Robin Hood? Pues sí, Podemos es uno de ellos.
Estoy pensando en el programa que presentó a las elecciones europeas y que tantos votos captó de la izquierda radical. Ahora, para ampliar su electorado de centro-izquierda, no le quedará más remedio que echar agua al vino. No olvidemos, sin embargo, que el vino rancio continúa allí. Además de multiplicar los servicios sociales gratuitos, Podemos promete una renta básica que permita a todos mantener una vida digna y sin sobresaltos de la cuna a la sepultura. La financiación no parece ser problema. Se elevarían los impuestos sobre los ricos. Y se recurriría al crédito que pasaría a ser un derecho fundamental de gobernantes y gobernados. Si para multiplicar el dinero es preciso salir del euro, pues saldremos.
Detrás de estas propuestas late una antropología tan ilusa como peligrosa. Divide a los hombres en buenos y malos. Los pobres serían buenos sin excepción; los ricos malos. Los trabajadores, sobre todo si son funcionarios del Estado, buenos; los empresarios y capitalistas, malos; los banqueros,  malísimos. Dentro de los políticos habría que distinguir entre los antiguos y los nuevos. Los primeros son una casta de corruptos imposibles de recuperar para el bien común. Los segundos unos iluminados capaces de dirigir desde arriba todos los asuntos humanos e incapaces de corromperse aunque controlen la máquina de imprimir dinero.
Yo, que soy suficientemente viejo como para conocer la naturaleza humana, pondría el acento en asegurar la responsabilidad de todas y cada una de las personas: trabajadores, empresarios, políticos… Que cada disfrute de los resultados de sus aciertos y pague el coste de sus negligencias. El problema de la crisis financiera y la corrupción política tiene una raíz común: un pequeño grupo de personas ha controlado ingentes sumas de dinero ajeno sin responsabilizarse de su propia gestión. La “solución” de Podemos consiste en dar a otro grupo de personas (ellos mismos) mucho más dinero ajeno y mucho más poder económico y político para controlarlo a sus anchas.
Por eso concluyo: “¡Viva Robin Hood!, pero mejor no darle motivos de vivir entre nosotros”.


 La Tribuna de Albacete (15/12/2014)