Ángeles inmaculados, capaces de nadar sin mojarse
en las procelosas aguas de la política
La semana
pasada estuvo marcada por dos noticias:
(a) La operación Púnica perpetrada por la policía nacional contra alcaldes y
altos cargos la comunidad de Madrid que habían montado una maquinaria para
succionar el dinero de contratistas y contribuyentes; (b) La publicación de los
resultados de Metroscopia que confirman un ascenso fuerte y sostenido de
Podemos. Las dos noticias están claramente relacionadas. El éxito de Podemos se
explica por haber acertado a lanzar un mensaje claro en el momento oportuno: “hay
que desbancar a la actual casta política que lleva años robando a los
ciudadanos”.
Está bien
que alguien ponga el dedo en la llaga de la corrupción y zarandee a los
partidos tradicionales, dormidos en la autocomplacencia. Ahora bien, para dar un
diagnóstico certero hay que llegar al fondo del asunto. ¿Dónde radica el
problema de la corrupción política? El lector ya conoce mi opinión. Los políticos corruptos no nacen, se hacen. La corrupción florece cuando les dejamos manejar discrecionalmente ingentes sumas de dinero
ajeno. ¿Y qué solución aporta Podemos? Como partido marxista que es, su
alternativa consiste en dar a los políticos más dinero y más discrecionalidad.
Para analizar
a fondo cualquier ideología política conviene empezar por desenmascarar su
antropología. La ideología marxista que inspira a Podemos considera que el hombre
es bueno por naturaleza pero se corrompe irremediablemente al entrar en un
mundo de clases sociales. Su propuesta es eliminar ese sistema de clases transfiriendo
al Estado el control de los sectores estratégicos (banca, energía,
telecomunicaciones…) Por supuesto, los líderes comunistas que manejarán una
creciente cantidad de recursos ajenos son serán personas honradas; ángeles capaces de nadar sin mojarse en las procelosas aguas de la política.
Sería deseable que Podemos ganara
pronto la alcaldía de unos cuantos municipios para que sus votantes vieran la
gran brecha existente entre querer y poder. Y –me pregunto con curiosidad– ¿dónde
acabarán los líderes del partido cuando lleven más de una década gestionando
las finanzas de esos hipotéticos municipios?
La historia puede suministrarnos alguna
pista. En el comunismo real, esos políticos pusieron a la democracia en
cuarentena mientras creaban el paraíso comunista. Luego hubieron de prorrogar
la cuarentena y cerrar fronteras para que nadie se escapara del paraíso.
La Tribuna de Albacete (3/11/2014)