miércoles, 21 de mayo de 2014

Europeización de la Seguridad Social

Un sistema de vasos comunicantes que remunere el ahorro forzoso de los trabajadores incluso en tiempos de sequía 


¿Qué puede proporcionar la Unión Europea de manera mucho más eficiente que el estado tradicional? –Seguridad. Seguridad en la defensa nacional y persecución del crimen organizado. Seguridad económica para prevenir crisis como la actual y salir de ella en mejores condiciones. Seguridad social para atender a jubilados, desempleados y enfermos. Hoy pensaba fijarme en la seguridad social propiamente dicha: pensiones y subsidio de desempleo. La llamaremos “SS”.
El negocio asegurador consiste, precisamente, en compensar riesgos. Su éxito guarda relación directa con la amplitud del colectivo que le sirve de base. Esa es la ventaja de una SS pública, capaz de tapar los inconvenientes que derivan de su mecanismo de “reparto”. No ignoramos las dificultades por las que están pasando, dificultades derivadas del envejecimiento secular de la población y de la multiplicación del desempleo a raíz de la crisis 2008. Pero mucho peor lo han pasado los seguros y planes privados cuyas inversiones en bolsa quedaron reducidas a la mitad en 2009. La mayoría de ellos hubieran quebrado de no haberlas salvado el Gobierno, saltándose unos cuantos semáforos en rojo.
El argumento cuantitativo también decanta la balanza hacia un sistema de SS a escala europea. Son quinientos millones de europeos frente a cuarenta y siete millones de españoles. Por supuesto, la amplitud de la base de cotizantes no es lo único que importa. Hay que procurar que los partícipes de la SS no abusen de la cosa pública por aquello de que “lo que es de todos no es de nadie”. De ahí que, antes de europeizar el sistema, sea preciso consensuar unas reglas de juego que estimulen la responsabilidad de todos los implicados.
En cuanto al seguro de desempleo abogo por generalizar el sistema de “mochila” vigente en Austria. La empresa austriaca, al tiempo que paga el salario, echa en la mochila del trabajador unas cuantas papeletas. Quien tenga la desgracia de quedar desempleado podrá cambiarlas por dinero legal. La desgracia suele durar poco pues el parado está muy interesado de encontrar trabajo cuanto antes o establecerse como autónomo. Es que las papeletas no consumidas pueden ser acumuladas a su pensión de jubilado o transmitidas en herencia. Además, su pensión depende del número de años cotizados. Austria es el país de la UE con menor desempleo, 4,8%. ¿Tendrá este resultado algo que ver con el mecanismo de la mochila?
Cuando el trabajador en paro agota sus papeletas entraría en juego el mecanismo de redistribución propiamente dicho. Las regiones europeas menos afectadas por la crisis subsidiarían a las que adolecen de un desempleo masivo y de largo duración. Por supuesto, el flujo puede ir en cualquier dirección. Alemania hubiera agradecido estos fondos en los años noventa, cuando su industria del Este destruía puestos de trabajo al ritmo que se creaban en España. El Gobierno español hubiera agradecido que desde el 2008 la UE hubiera alimentado a sus parados, mientras él utilizaba los impuestos para potenciar la inversión pública y privada, sin peligro de disparar el déficit público.
El sistema de pensiones se presta menos al abuso y engaño. Su europeización será, por tanto, más fácil. Bastaría con acordar los años de vida laboral que entran en el cálculo de la pensión. Cuantos más mejor. El porcentaje exacto del salario medio cobrado como pensión podría dejarse a discreción de cada Estado, con la advertencia de que la mayor generosidad en las pensiones ha de acompañarse por mayor exigencia en las cotizaciones. La mutualización del sistema de pensiones sería un alivio para los países más envejecidos, que suelen ser los más ricos. Los países del norte europeo verán compensados por esta vía sus esfuerzos adicionales por subsidiar el desempleo de las regiones del Este europeo, jóvenes pero rezagadas.

Insistimos que son los propios trabajadores quienes pagan sus pensiones y subsidios. La europeización de la SS social solo pretende ser un sistema de vasos comunicantes que remunere el ahorro forzoso de los trabajadores incluso en tiempos de sequía. 
La Tribuna de Albacete (21/05/2014)