miércoles, 19 de febrero de 2014

Salvemos al Estado de Derecho de las superpotencias

"Cuanto más poder tengas
más obligado estás a ejercerlo con responsabilidad"

De la primera película de Spider-Man, me quedé con el consejo que le daba reiteradamente su tío-padre: “Hijo, cuando más poder tengas, más obligado estás a ejercerlo con responsabilidad”. Este consejo vale tanto para el mítico hombre-araña como para los mandatarios de las superpotencias como son hoy EE.UU y la UE.
                Cada época histórica suele estar dominada por una de ellas. En ausencia de un estado supranacional, la superpotencia debe velar por la seguridad planetaria. Pero habrá de hacerlo dando ejemplo de respeto a los principios elementales del Estado de Derecho. Si la superpotencia ejerce la fuerza al servicio de sus propios intereses, si la ejerce de forma arbitraria y desmesurada, perderá la autoridad moral que necesita para liderar el mundo y abrirá las puertas de su propio país a los terroristas más exaltados.
                De la Primera Guerra Mundial, cuyo centenario estamos celebrando, emergió una nueva superpotencia: los Estados Unidos de América. Tras la Segunda Guerra Mundial, el país siguió acumulando al que solo la URSS podía hacer frente. La Guerra Fría entre las dos superpotencias tuvo momentos de máxima tensión, pero evitó varias guerras locales. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, EEUU ha vuelto a convertirse en el llanero solitario que imparte justicia a su leal saber y entender. La UE no tiene peso ni voluntad para pararle los pies. La proliferación de los conflictos bélicos en los rincones estratégicos del planeta no se ha hecho esperar.
              No debe ser fácil combinar el poder con la responsabilidad. Habremos que admitir un margen de error. Lamentablemente, en los últimos años este margen ha sido sobrepasado con creces y sin escrúpulos. Dar un golpe sobre el tablero de ajedrez, puede ser necesario en algún momento. Mover las fichas violando las reglas del juego, nunca está justificado. Ni siquiera  cuando el ajedrecista es el Presidente de los EEUU.
Después de los atentados terroristas de septiembre 2001, el republicano George Bush, declaró la “guerra preventiva” contra Irak, cuyo arsenal nuclear era evidente … hasta que después de bombardeado el país descubrieron que se trataba de una falsa alarma. Pasar de la “guerra en legítima defensa” a la “guerra preventiva” es un cambio de las reglas de juego que acabará perjudicándonos a todos. El uno de mayo de 2011, el demócrata Barak Obama anunció orgulloso la captura y muerte del cerebro de los atentados de 2001, Osama bin Laden. La proeza fue tan decisiva para su reelección como corrosiva para el Estado de Derecho. Todos los pasos que llevaron a ese desenlace estaban fuera de la legalidad internacional.
               De espías y escuchas ilegales llevan hablando varios meses las primeras páginas de la prensa. Aquí se dan la mano el poder militar con el tecnológico. Edward Snowden, especialista informático de la CIA, denunció y suministró pruebas de que los servicios secretos americanos practican un espionaje masivo e indiscriminado. Espiaban a los enemigos y a los amigos; a los países grandes y a los pequeños; al presidente de un país lejano y al que se albergaba en el piso de abajo en visita oficial. Justificar estas prácticas por la bondad del fin perseguido supone otra alteración de las reglas de juego. El fin no justifica los medios.
                Afortunadamente, no todas las noticias son negativas. A finales del 2013 presenciamos un par de buenas prácticas. El Presidente Sirio aceptó deponer el arsenal químico ante la amenaza de una intervención que iba a aprobarse en la ONU. Por su parte, el Gobierno iraní se comprometió a paralizar los programas de enriquecimiento de uranio a cambio de la retirada del bloqueo comercial (petróleo) y financiero (depósitos de iraníes en el extranjero). El episodio nos muestra que las sanciones legales también funcionan si están bien diseñadas y se mantienen con firmeza. Los resultados son más lentos, pero más seguros. Mejora la seguridad jurídica que es el objetivo prioritario de un Estado de Derecho.
                “Nobleza obliga”, dice el refranero español completando al tío de Spider-Man. EEUU y la UE son los primeros obligados a respetar el Estado de Derecho. Serán también los primeros beneficiarios.

La Tribuna de Albacete (19/02/2014)