miércoles, 18 de abril de 2012

Carta abierta a Patxi López y Yolanda Barcina

Los privilegios se acabarán cuando llegue a Madrid un Gobierno serio, a prueba  de chantajes,
que no esté dispuesto a vender la primogenitura por un plato de lentejas

Ilustres Presidentes de Euskadi y de la Comunidad Foral de Navarra:
                Les voy a proponer una tarea difícil: mentalizar a los ciudadanos de sus respectivas comunidades que ha llegado el momento de pasar página y superar ese anacronismo fiscal llamado “régimen foral”.  Me refiero a los conciertos económicos que permiten al País Vasco y Navarra apropiarse y disponer libremente de los impuestos generados en la región, una vez transferida al Estado una cantidad anual fija (el cupo).  A estas alturas de la historia casi todos los españoles son conscientes del privilegio que supone el sistema de cupo para un par de comunidades ricas, en claro conflicto con los principios constitucionales de la igualdad y la solidaridad.  Algún partido político valiente, Constitución en ristre, presionará para exigir un cupo que asegure la misma presión fiscal para todos los españoles.  Los ciudadanos vascos y navarros se percatarán entonces de la ineficiencia del sistema.  En ausencia de privilegios seguros, negociar cada cinco años la cantidad a transferir y ajustarla a las necesidades sobrevenidas implica un coste económico y un desgaste político demasiado alto. 
                Otros partidos políticos, empezando por CiU en Cataluña, tratarán de generalizar el sistema del cupo.  Esta generalización (de “cuponazo” podríamos hablar) llevará a la quiebra al Tesoro español y, con él, a todas las comunidades autónomas.  La explicación económica es simple.  El País Vasco paga anualmente al Estado español cuatro mil millones de euros con el fin de obtener una licencia que le permite recaudar y disponer libremente de cuarenta mil millones.  Aplicando la misma proporción al conjunto del Estado (pues todas las comunidades querrán seguir la suerte de Cataluña) el Tesoro recaudaría unos sesenta mil millones.  Esa cantidad alcanza para pagar los intereses de la deuda pública; no para devolver el principal.  El impago de la deuda provocaría la intervención inmediata de España.  ¿Intuyen la primera medida de los interventores?  -Eliminar el concierto económico.  De hecho, desde la Unión Europea ya se han denunciado productos típicos del régimen foral, como fueron aquellas vacaciones fiscales para las empresas vascas.  Esos sesenta mil millones, por poner otro contraste, apenas bastarían para pagar la mitad de las pensiones y del subsidio de desempleo. ¿Quién se haría cargo de la otra mitad de los pensionistas y parados dispersos por toda la geografía española, incluidas sus dos comunidades?
                Sra Barcina, Sr López, ¿se han preguntado alguna vez por qué en ningún país del mundo, los federales incluidos, existe conciertos fiscales?  El sistema del cupo nació en la Edad Media cuando el Estado tenía dificultad para recabar impuestos en las zonas rurales.  Hoy día esta dificultad ha desaparecido.  Las tendencias internacionales apuntan hacia la armonización de los sistemas fiscales y hacia la creación de agencias recaudatorias al más alto nivel, que disminuyan costes y eviten privilegios. 
  La realidad fiscal española ha discurrido por otros cauces pues el PNV ha chantajeado continuamente a los gobiernos españoles, faltos de votos y de principios.  Año tras año, el apoyo a la Ley de Presupuestos Generales y otras normas decisivas, se ha traducido en alguna ventaja económica que se consolidaba en el próximo cupo a negociar. Ilustren lehendakaris, súbanse al tren de la modernidad y animen a sus paisanos a hacer lo mismo.  Adviértanles que, estén o no de acuerdo, los privilegios se acabarán cuando llegue a Madrid un Gobierno serio, a prueba de chantajes, que no esté dispuesto a vender la primogenitura por un plato de lentejas.

La Tribuna de Albacete (18/04/2012)