domingo, 7 de julio de 2024

El hambre, motor de la historia

 

El último informe publicado por la Organización Internacional de Migraciones de la ONU cifra en 281 millones los migrantes registrados (3,6% de la población mundial). España e Italia figuran entre los principales receptores de inmigrantes ilegales en el siglo XXI. La mayoría provienen de Latinoamérica y Norte de África. La urgencia de conseguir trabajo y pan, explica que se olvidaran de los papeles oficiales

Los flujos migratorios tienen larga cola; su dirección va cambiando. Tras la Segunda Guerra Mundial muchos españoles e italianos emigraron (también sin papeles) a una Europa Central que crecía a velocidad de crucero. Entre 1820 y 1920 los europeos (alemanes, franceses, ingleses e irlandeses, incluidos) buscaron trabajo y pan en los países en expansión: EE.UU., Argentina, Canadá, Nueva Zelanda, Australia.

Durante la Edad Moderna emigraron al Nuevo Mundo 11.3 millones. De ellos 8,7 eran esclavos africanos y el resto europeos que ambicionaban algún puesto en la administración imperial. En la Edad Antigua buena parte de las migraciones estuvieron ligadas a las invasiones. Los Hunos y otros pueblos bárbaros, invadieron el decadente imperio romano. El éxito militar de los bárbaros solo se explica por la colaboración de pueblos atosigados a impuestos. Lo único que sobrevivió fue la cultura latina, muy superior a la del invasor.

Hasta aquí la evidencia histórica. La primera conclusión que podemos extraer es que las migraciones han sido una fuerza recurrente en la historia de la humanidad, nada nuevo bajo el sol. Segunda lección: el hambre ha sido el motor fundamental de la historia, detrás de cada migración siempre encontramos la búsqueda de trabajo y pan. Tercera: estos flujos demográficos conllevaron una destrucción creadora. La condición del éxito es que nos comprometamos a reafirmar lo bueno que tiene nuestra civilización y  eliminar la escoria. Cuarta: aunque el número de migrantes haya sido alto, todavía son más quienes han encontrado trabajo y pan en su propia región. Esta posibilidad siempre ha de estar presente.